Que el presidente Abinader haya solicitado al Senado posponer el conocimiento del proyecto de fideicomiso de Punta Catalina hasta que el Consejo Económico y Social (CES) reciba las opiniones de todos los sectores que quieran aportar, ha sido una decisión acertada.
Era mucho el ruido alrededor del tema y había confusión en el seno de la opinión pública.

Sin considerar ni a favor ni en contra las posiciones en torno a las que giró el debate público, lo positivo es que la discusión se puede retomar desde una perspectiva más favorable al interés nacional.

Y además, que el presidente Abinader reitera su relación horizontal con la sociedad, de consulta y participación.

Desde ese ángulo, al margen de querellas, valoramos su discurso porque no es la primera vez que exhibe dotes de estadista.

Cuando enfatiza que su ejercicio de Gobierno se ha caracterizado por ser transparente y ofrecer las explicaciones que la población demanda y merece, vemos a un presidente que hace consensos, democratiza soluciones, y no se siente ni se sitúa por encima de sus gobernados.

Esas cualidades, ese estilo de gobernar, no se pueden perder al calor de debates en los que priman prejuicios e intereses particulares.

No puede pasar inadvertido que es un presidente que cuando ha tenido que rectificar o reencauzar alguna medida lo ha hecho; tampoco que resultan habituales sus convocatorias cuando la situación lo demanda.

Fue lo que hizo con las mesas de trabajo en el Palacio para implementar un plan de acción para paliar y comprender el alza de los productos.

¿Recuerdan eso? Allí se dieron cita los sectores empresarial, agropecuario, sindical, social y religioso, que asumieron el compromiso de buscar soluciones conjuntas.

Y más recientemente el Diálogo Nacional para emprender 13 grandes reformas no deja lugar a dudas de lo que queremos significar.

Es por eso que ahora, al margen del ácido debate sobre el fideicomiso de Punta Catalina, nos quedamos con esa parte virtuosa y nos distanciamos, por el momento, de cualquier interés sectorial, de esos que siempre tratan de usar las crisis para llevar más agua para su molino.