Desde el principio de su gestión el Presidente Luis Abinader se enfocó en la salud, la educación y el turismo, tres renglones seriamente afectados por la pandemia con que recibió el gobierno.

En dos de ellos, salud y turismo, los logros han repercutido incluso a nivel internacional. No así en educación donde los tropiezos y cuestionamientos no han parado nunca.

El presidente Abinader se interesó en esos tres ministerios y no escatimó esfuerzos para invertir los recursos que fueran necesarios.

De David Collado y Roberto Fulcar se conocen aspiraciones presidenciales futuras, las cuales dependerán indiscutiblemente del desempeño en sus respectivos ministerios.

David se enfocó exclusivamente en sacar a flote un sector clave en la economía nacional, puesto de rodillas por una pandemia que provocó el cierre de hoteles, limitó el transporte aéreo y provocó la pérdida de miles de empleos, entre otras calamidades.

Fulcar de su lado politizó desde el principio su gestión destituyendo directores regionales, relegó el mantenimiento de los centros educativos durante el primer periodo de vacaciones, tuvo tropiezos para dotar de libros las escuelas y una serie de inconvenientes, entre ellos en el Inabie, que a juicio de muchos permitieron a la oposición política arrebatarle la ADP al partido gobernante.

No dudaría en creer que si David Collado hubiera sido nombrado en educación con una política de eficiencia y conciliación hubiera hecho maravillas allí.

No hay mejor carta de presentación para el futuro político de un dirigente que sus logros en la posición que se le asigne, y eso ocurre con varias figuras del PRM, además de Collado.

Ahí están, por ejemplo, el director general de aduanas, Eduardo Sanz Lovatón y la vicepresidenta Raquel Peña, quienes proyectan una imagen insuperable de eficiencia, entre otros funcionarios de la presente gestión.

Los logros de David, de la mano del presidente Abinader, han fortalecido la imagen nacional y aportado recursos a las arcas nacionales, vitales para enfrentar la crisis post virus, generada por  la bestial invasión rusa a Ucrania.

Fulcar parecería que está aprendiendo con los tropezones pero el daño inicial ya luce haber esfumado unas pretensiones presidenciales a destiempo y mal encaminadas.