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El Autor es Educador, Reside en Villa Vásquez
El político debe ser capaz de predecir o decir lo que va a suceder dentro de una semana, un mes o un año, y si no sucede saber explicar porqué no sucedió eso que predijo.
El ojo zahorí del exponente político debe ver más allá de la curva, para entender qué podría pasar y qué jugadas políticas puede llevar a cabo.
Se debe comprender que las olas electorales que llevan sobre sus cúspides victorias inexplicables, no se repiten en la misma dirección y sentido dos (2) veces al hilo.
Si un político gana porque se montó en la ola y más adelante, o sea en otro proceso electoral, esa ola es contraria a quienes detentan el poder la derrota se ha configurado por sí sola.
Lo que quiero decir es que, quien es suficientemente hábil e inteligente se monta en las candidaturas muy temprano, pues así amarra a tiempo.
Por ende, cuando llega la ola, ese alguien, buen o mal candidato termina siendo beneficiario de esa ola electoral y se alza con la victoria.
Este fenómeno no lo han entendido muchos exponentes de la partidocracia y por eso piensan que, escondiéndose durante 3 años y medio, y saliendo los últimos seis meses de campaña saldrán airosos y no es así.
Las masas electorales siempre buscan un líder que las guíe. Si el conglomerado tenía un líder y este desaparece del escenario, simplemente será sustituido por otro capitán.
Ese otro capitán bueno o malo es el que en ese momento las masas requirieron y aceptó guiarlas.
Lo expreso de esta manera, pues posiblemente veamos candidaturas, aparentemente inganables que más adelante serán sorpresas victoriosas.
jpm-am
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