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Este ha sido un año de grandes glorias para el deporte dominicano, en distintas categorías.
Como hechos relevantes, que marcan un hito, figuran los triunfos en fútbol, una disciplina que ha ido tomando auge en los últimos años.
Nuestra selección al Sub 20, o menores de veinte años, clasificó al torneo mundial en Indonesia y a los Juegos Olímpicos de París, en 2024.
También en el atletismo, con los notables desempeños de Marileidy Paulino al ganar la medalla de oro en la Liga Diamante y de plata en la Copa Mundial de Oregón, Estados Unidos, así como medallas de oro de relevo en carrera de 4×400 también en ese torneo.
Lo propio se puede decir, en el ámbito Olímpico, de la excelente participación de los dominicanos en los Juegos Bolivarianos de Colombia, con 90 medallas que le aseguraron el sexto lugar.
En el béisbol, el deporte rey de los dominicanos, tampoco nos quedamos atrás.
Nuestras estrellas de Grandes Ligas se robaron el show del Juego de Estrellas llevando a 14 jugadores y dos a la final del Derby de Jonrones, ganado por el súper cotizado bateador, Juan Soto.
Y para cerrar con broche de oro, al menos en lo que va de año, la exaltación de David Ortiz, el “Big Papi” al Salón de la Fama del Béisbol en Cooperstown, el cuarto de los dominicanos que llega al principal altar de la inmortalidad beisbolística en el mundo.
Estas son páginas emocionantes que elevan el orgullo nacional, pues sus protagonistas han logrado que el nombre de la República Dominicana resuene triunfante en competencias de alta calidad, por encima de las disonantes notas que tocan aquellos que se dedican al crimen organizado o a desprestigiar con sus inconductas, a las laboriosas colonias dominicanas de ultramar.
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