Opiniones

Salud mental, una enfermedad que nubla la luz al final del túnel

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A sus 14 años, Julia Díaz, nombre ficticio, descubrió que sentía estar viviendo sin propósito y deseando ver “la luz al final del túnel”.

Sus acciones y pensamientos no le parecían normal. O por lo menos lo que socialmente se considera como tal. Durante décadas, la salud mental ha sido un tema tabú; un término que ha alcanzado popularidad tras la pandemia del COVID-19, pero que, en aquel entonces, Julia y su familia desconocían totalmente.

No sentía deseos de ser madre, hija, hermana o amiga; tampoco de ir a estudiar, trabajar o enfrentar el tener que comunicarse con otros, lo que, a su corta edad, no comprendía.

Según la especialista de la conducta, psiquiatra y terapeuta familiar Carmen Ramírez, la salud mental es una condición de bienestar en la que el individuo se siente bien con lo que es, reconoce todas sus habilidades y actitudes; puede hacer algo para contribuir con la sociedad y, además, la persona está en buena calidad de relaciones humanas.

Julia presentaba todo lo contrario a este cuadro. Sin embargo, tras un diagnóstico y tratamiento médico, luego de un tiempo sumida en la agonía debido al desconocimiento de su condición, logró cierta estabilidad emocional y ver el mundo, por primera vez, con otros ojos.

“Creo que desde muy pequeña llevaba eso en mis hombros por ciertas formas en las que recuerdo mi comportamiento. La depresión es de esas enfermedades que te consumen todos los días de tu vida, que te hace dudar de tus capacidades a nivel general, que te ponen en un estado de ánimo en el cual no desearías ver a nadie, que te quita el deseo de darle afecto a las personas más importantes de tu vida, y que te hace acostarte y no querer despertar”, dice la joven de 32 años al recordar su diagnóstico a tan temprana edad.

No fue hasta el 2019 que tuvo “la peor recaída que jamás había experimentado”. En ese entonces, recuerda que probó ir a un psiquiatra que le habían recomendado y que tenía consultas a bajo costo (RD$500.00). “Para ser sincera, un precio asequible luego de haber llegado a pagar consultas de RD$ 2,000.000, al fin y al cabo, ese dinero me haría falta. Este es un proceso sumamente difícil donde necesitamos tener personas a nuestro al rededor que nos hagan sentir importantes, pero también que nos motiven a empoderarnos”, cuenta.

Al igual que Julia, y de acuerdo con una encuesta realizada para este trabajo de investigación con una muestra de 300 personas entre 18 y 35 años de edad, el 58.3% aseguró desconocer si en la República Dominicana existe algún departamento dedicado a la salud mental. Sin embargo, el 94.3% consideró que, tras la pandemia del COVID-19, el Ministerio de Salud Pública debería de crear más campañas para concientizar sobre el tema y dar a conocer las iniciativas vigentes y como acercarse para recibir ayuda a través de estas.

Problemática en aumento y sin presupuesto

El psicólogo y docente de esta rama, Maikol Díaz, precisó que, en su consulta, los casos y pacientes crecieron en un 100% durante y post COVID-19, y que esto trajo como reacción post pandémica situaciones psicológicas, físicas y sociales, que van a continuar afectando la vida laboral, así como las relaciones interpersonales y sociales de los individuos.

“La pandemia ha provocado un aumento de la depresión, la ansiedad y los trastornos de somatización. Todavía durante unos cuantos años se sentirán los estragos del COVID; más adelante estaremos viendo ciertas situaciones de salud, no solamente psicológica, también de salud física y orgánica que va a afectar no solo a los dominicanos, sino a todos los países afectados”, sostuvo.

Asimismo, la terapeuta familiar Carmen Ramírez recalcó con que las relaciones humanas fueron uno de los renglones más afectados por la pandemia, reflejado en la socialización entre las personas, la cual estuvo limitada por el confinamiento afectando, además la productividad y la capacidad de servicio, y “todo eso afecta la salud mental”.

Destacando que ya no es estamos en la etapa de la pandemia, sino que ahora se habla de sindemia (concentración de dos o más brotes de enfermedades, condicionadas por situaciones sociales, políticas y económicas), los especialistas coincidieron en que muchas personas perdieron sus empleos, casas, negocios y seres queridos, y que, en base a esas pérdidas, “estamos sometidos a un duelo perenne por la situación expuesta por el COVID y lo que llevó a un cambio de la conducta”.

En tanto, Ramírez dijo que el incremento del número de suicidios en el 2021 se puede atribuir también a la pandemia, lo que ha evidenciado que la salud mental en la República Dominicana está muy deteriorada.

Según Alejandro Uribe, director del Departamento de Salud Mental del Ministerio de Salud Pública en declaraciones ofrecidas en septiembre pasado por el Día Mundial de la Prevención del Suicidio y colgadas en el portal web del organismo gubernamental, la tasa registrada en el país actualmente es de 6.5% por cada 100 mil habitantes y destacó que luego de una situación de catástrofe o calamidad en la humanidad, como pandemias, guerras, entre otras situaciones, tiende a producirse un aumento de los casos de suicidios y no precisamente durante la crisis.

Explicó que los sentimientos más comunes son la tristeza, la culpa, la vergüenza, la frustración, la desesperanza y la anomia que es desintegración o aislamiento del individuo de la sociedad,

Asimismo, en septiembre del 2020, en pleno período pandémico, dijo que la depresión ocupaba un alto porcentaje en los indicadores de muertes por suicidio, registrando hasta un 41% de los casos entre los meses de enero y junio del año 2019 (año pre pandemia); mientras que entre las causas más comunes de suicidio la salud mental con un 5%) y causas desconocidas con 22%.  

“La pérdida de nuestros seres queridos nos llevaron a refugiarnos en el alcohol, la gente estaba automedicándose para pasar el momento; después de la pandemia tenemos muchas personas con dificultades para socializar y emprender; tanto en los centros públicos como privados la necesidad de atención a la salud mental se ha disparado; la gente que no ha tenido una enfermedad mental ahora es debutante, y los que habían tenido alguna enfermedad mental estable durante años han empezado a hacer crisis”, detalló la especialista Ramírez.

Adicional a esto, reveló que muchas personas van al cardiólogo por síntomas que asociaban a infartos que revelaban, al final, problemas de ansiedad, los cuales han estado asociados al miedo de enfermarse.

Esto pone en evidencia las precariedades del sistema de salud mental en el país, el cual, de acuerdo a la encargada en el tema del Servicio Nacional de Salud (SNS), Francis Báez, (departamento con creado hace dos años) actualmente esto es motivo de lucha, en búsqueda de que se aumente la partida presupuestaria que, al día de hoy, es de solo un 0.77% del presupuesto asignado al Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social acorde con la Ley de Presupuesto General del Estado.

La asignación es de RD$123,452,761,388.00, lo que significa que la partida para salud mental se estima es de RD$ 950,586,263.00, de acuerdo al presupuesto publicado en la página web del Ministerio de Hacienda para el 2022.

En unas declaraciones a un medio de circulación nacional, Julio Chestaro, presidente de la Sociedad Dominicana de Psiquiatría, dijo que se estima que en la República Dominicana hay aproximadamente 260 psiquiatras, incluidos inactivos y un 70% que ejercer en el Gran Santo Domingo y Santiago, por lo que se calcula un psiquiatra por ca­da 100 mil habitantes.

Asimismo, el directorio de servicios de salud mental de la Dirección de Asistencia a la Red del Departamento de Salud Mental del SNS conforme a información levantada al 23 de agosto del 2021, había en el país 138 centros con servicios y áreas de psicología, psiquiatría y unidades de intervención en crisis.

Tratamiento costoso

De acuerdo con las declaraciones ofrecidas durante un acto por la conmemoración del “Día Mundial de la Prevención del Suicidio”, el director del Departamento de Salud Mental del Ministerio de Salud Pública, Alejandro Uribe, y acorde con informaciones publicadas en el portal del ministerio, la Dirección de Salud Mental asistió a unas 11,268 personas, a través de la línea gratuita de ayuda por psicología y psiquiatría*462.

Además, que la mayoría de los pacientes son mujeres desde marzo del año 2021 a la fecha y que resultados preliminares de un estudio realizado en enero por la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM) denominado “Bienestar emocional en tiempos de pandemia: Análisis impacto en República Dominicana”, arrojaron que, durante la pandemia, el 38.7 % de los dominicanos experimentó ataques de ansiedad, de los cuales el 75.8 % nunca lo había sentido, mientras que un 20% señaló tener síntomas de depresión y un 4% pensamientos suicidas.

Esto evidencia lo que el 94.7% de la muestra de 300 personas encuestadas para este reportaje considera: priorizar la salud mental en la República Dominicana, pues incluso el 69% de esta, dijo no conocer ningún programa de salud mental del Ministerio de Salud Pública, a lo que se suma el 9.7% que dijo no estar seguro de conocer alguno.

Sin embargo, el doctor y miembro del Departamento de Salud Mental de Salud Pública, Elías Tejada, en una conversación para esta investigación, defendió la ejecución de la entidad gubernamental, asegurando que, para estos fines, cuentan con políticas importantes y programas de prevención que se enfocan desde el primer nivel de atención, para evitar que la condición del paciente llegue a mayores.

Sostuvo que el ministerio crea campañas para concientizar a la población y para explicar que la salud mental puede tratarse y que no es sinónimo de locura, además de que para tener una buena salud mental se necesita la ayuda de los familiares que rodeen a las personas, ejercicios y una buena alimentación. Sin embargo, cuando los casos son avanzados en el paciente, se recurre a utilizar medicamentos que ayuden a la estabilidad emocional y bienestar.

“El ministro de Salud Pública ha extendido el área de la Salud Mental en todo el territorio nacional, ofreciendo charlas en los centros hospitalarios, consultas y hasta facilitar medicamentos”.

Según el doctor Elias Tejeda, el Servicio Nacional de Salud cuenta con los recursos para cubrir ese tratamiento ya que el mismo es muy costoso. No obstante, reciben el apoyo de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Y de esto no hay duda. Manuela Cruz, nombre ficticio, nos relató que su hermana de 26 años, tiene “condiciones especiales de salud mental” y que esta enfermedad, como ella la denomina, no tiene cura, si no que algunos medicamentos la mantienen estable por un periodo muy corto.

“Lo curioso es que el seguro no cubre los medicamentos que mi hermana necesita. Yo soy quien compra sus medicamentos; ella se toma diez pastillas diarias y son muy costosas, y en ocasiones en el hospital no hay medicamentos para que puedan calmar a mi hermana, ella se pone muy rabiosa y hay que ponerle hasta esposas para que no siga haciendo daño, ella le da golpes a todo el mundo”, dijo.

“Yo la llevo al Moscoso Puello y ahí me dicen, en las terapias, que eso se debe a la muerte de mi mamá, pero yo digo que esos medicamentos nos le hacen ni pito ni flauta, ella nada más dura un día bien y ya”, agregó.

La hermana de Manuela empezó a mostrar signos de esta condición a la edad de 15 años, y según los estudios que le han realizado, la joven padece de esquizofrenia.

Los medicamentos tanto en los casos de depresión como de esquizofrenia varían tomando en cuenta la marca su calidad, así como el estado del paciente; pueden ir desde los RD$ 2,700.00 hasta los RD$ 100,000.00 o más.

Propuestas sin éxito y código obsoleto

A lo largo del año, se han estado implementando una serie de iniciativas en pro de la salud mental en el país, desde foros, conferencias, seminarios y talleres, entre otros, que buscan hacer alertar no solo a las autoridades pertinentes, sino también a los ciudadanos para prestar atención a este flagelo.

Entre estas propuestas está la del diputado Rafael Aníbal Díaz quien presentó un proyecto de ley a la presidencia de la Cámara de Diputados para garantizar el acceso, prevención y tratamiento de este renglón de la salud, resaltando que no se aplica la Ley No. 87-01, que crea el Sistema Dominicano de Seguridad Social, y que las familias enfrentan vicisitudes al momento de necesitar de este servicio.

El proyecto persigue que se considere la salud mental en el modelo de atención comunitaria, el respeto ineludible a los derechos humanos y dignidad de la persona, sin discriminación, y el abordaje intercultural que erradique la estigmatización de las personas con situaciones de salud mental.

También propone que los seguros de salud, tanto públicos como privados, tengan cobertura en sus planes a este ámbito, abarcando tratamiento ambulatorio, hospitalización y medicamentos.

También, el senador Franklin Peña y el diputado Tobías Crespo sometieron un proyecto de modificación a la Ley 12-06 sobre Salud Mental con el fin de establecer un sistema de atención que integre la atención comunitaria y hospitalaria a nivel nacional.

Al momento de realizar este reportaje, ambas iniciativas se encuentran siendo “estudiadas”, sin novedades o probabilidades de promulgación, por el momento.

En tanto, el Código de Trabajo de la República Dominicana, el cual data del 1992, no contempla acciones de cara a diagnósticos por salud mental y la única mención al tema se encuentra en el capítulo III: De la terminación por desahucio, donde cita:

“Artículo 82: establece una asistencia económica de cinco días de salario ordinario después de un trabajo continuo no menor de tres meses ni mayor de seis, de diez días de salario ordinario después de un trabajo continuo no menor de seis meses ni mayor de un año, y de quince días de trabajo ordinario por cada año de servicio prestado después de un año de trabajo continuo, cuando el contrato de trabajo termina.

1ro. Por la muerte del empleador o su incapacidad física o mental, siempre que estos hechos produzcan como consecuencia la terminación del negocio.

2ro. Por la muerte del trabajador o su incapacidad física o mental o inhabilidad para el desempeño de los servicios que se obligó a prestar.”

El desahogo de los que escuchan

Escuchar es un don que requieren muchos de los que han abrazado la pasión de ayudar. La psicología y la psiquiatría, para algunos, ha sido esa vía de servicio para ayudar a los demás a lidiar con sus problemas y situaciones.

Pero, ¿Cómo impacta en el especialista la carga del otro? Para especialista de la conducta, psiquiatra y terapeuta familiar, Carmen Ramírez, lo más difícil son las alternativas suicidas. “Esto es porque la tentativa suicida, o el intento de suicidio, es cuando la persona, de una manera crónica padece, un grupo de síntomas que entiende que no tienen solución. Entonces está deprimido, se aísla y decide terminar con el problema acabando con su vida, lo cual es un gran error y hace que muchas veces las familias se movilicen”, sostuvo al rememorar algunos casos vividos con pacientes.

Agregó que el paciente también empieza a ver que alguien es culpable o a atribuirle la culpa a uno de los miembros de la familia. Sin embargo, esos casos, dijo, no necesitan un tratamiento de esa manera, pues la persona se siente muy mal, siente que no hay salida.

Todo esto afecta no solo al paciente, sino que también impacta mucho en la familia, donde muchas personas empiezan a atribuirse culpa o responsabilidad y a distribuírsela unos a otros en lugar de encararlo y entender que esta tentativa suicida va de la mano con una enfermedad mental que se llama depresión y necesitan atención en salud mental.

En estos casos, en los que los médicos sienten que le impactan a nivel personal las historias, en el caso de los psiquiatras, deben forjarse con herramientas para manejar los casos y que la persona se encuentre resguardada y separada del profesional.

“Yo tengo la necesidad de participar en terapias de desahogo o terapia del terapeuta. No para ventilar mis problemas de pareja, de mi casa, de mis hijos, de mi empleo o de mi aspiración. Es para mi autoestima, a lo que como persona tengo que enfrentarme todos los días. Es decir, yo también tengo que recibir terapia”, reveló Ramírez.

Buscando trabajar la carga que le traen los casos que atiende, admite que algunos le han impactado directamente y le ha sido un aliciente muy útil para conservar su paz y salud mental bien cuidada.

La psicóloga exhortó a consultar a un especialista sin temor a los tabúes ni estigmas sociales que rondan respecto a este importante tema que afecta no solo al que padece de una enfermedad de salud mental, si no también a su entorno.

Agregó que cada vez se hace mas necesario acercarnos a expertos porque “en este mundo donde tan globalizado, donde estamos tan súper especializados”, debemos buscar ayuda, sin temor, cuando sea necesario, en lugar de buscar en internet el diagnostico de los síntomas que se presenten en diversas situaciones.

Y aunque el tema ha tomado otro rumbo tras la pandemia, el doctor y docente Maikol Díaz dijo que la crisis también son oportunidades, y que “la pandemia ayudó a las personas a valorar más a sus familiares, cambiar conductas y a pensar en la importancia de la salud mental”.  

 + Encuesta reflejó que la depresión, ansiedad y bipolaridad son las enfermedades mentales que más afectan a los dominicanos según encuestados.

Esta investigación ha sido el resultado de la 4ta ronda del Diplomado Internacional en Periodismo de Investigación impartido por el INTEC a través de la carrera en Comunicación Social y Medios Digitales, con el auspicio de la Embajada de los Estados Unidos en la República Dominicana.

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