
[ad_1]
El primer aniversario de la guerra entre Rusia y Ucrania coincide con fatídicos anuncios de los presidentes Joe Biden y Vladimir Putin que presagian que el conflicto se extenderá en el tiempo con una escalada mayor, con una velada amenaza rusa sobre uso de armamento nuclear.
En vez de avizorarse alguna iniciativa tendente a poner fin a la guerra o promover un alto al fuego, Biden visitó por sorpresa a Kiev para advertir que esa nación no será nunca una victoria para Rusia, en tanto que Putin proclamó que seguirá su guerra hasta el final, al considerar a Ucrania como “territorio histórico de Rusia”.
Esa guerra ha causado la muerte de más de 280 mil soldados ucranianos y rusos, y cerca de 40 mil civiles, así como el desplazamiento de millones de refugiados, además de la destrucción de gran parte de la infraestructura de Ucrania, escenario de confrontación que tiende a agravarse sin perspectivas de diálogo.
Al otro día de la visita de Biden a Ucrania, el presidente Putin, en un discurso ante el parlamento ruso, anunció la suspensión del acuerdo de control de armas nucleares con Estados Unidos, lo que supone que el 90 % de los armamentos atómicos del mundo, que controlan ambas potencias, no tendrían ningún tipo de supervisión.
El inquilino de la Casa Blanca cumple una gira por antiguas naciones del Este de Europa, para proclamar la unidad inquebrantable de los países miembros de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), en el propósito de respaldar a Ucrania, un territorio que funge como teatro de una guerra ajena que se prolongará por mucho tiempo.
Los cancilleres de la Unión Europea proponen que Estados paritarios transfieran sus reservas militares al ejército ucraniano, además de advertir que Kiev requiere más municiones que aplausos, lo que indica que el virus de la guerra se ha extendido a lo largo y ancho del viejo continente.
El Fondo Monetario Internacional, Banco Mundial y otros organismos multilaterales tendrán que replantear las perspectivas de la economía mundial en el marco de un escenario de guerra prolongada, con el agravante de que las relaciones entre Estados Unidos y China marcan progresivo deterioro, lo que coloca al comercio internacional en riesgo de otra disrupción con sus efectos de inflación y recesión.
Gobierno, partidos, empresariado y sociedad civil deberían colocar binoculares sobre sus ojos para dar seguimiento al significativo agravamiento de la guerra ruso-ucraniana, que ya ha derivado en peligroso conflicto entre la Federación Rusa y Occidente. Esos vientos representan una seria amenaza de tempestad.
[ad_2]
Source link