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Por: Belié Beltrán
Conozco a Lauristely Peña desde 2012 o algo así. Eran días de compartir lecturas, conversaciones, inquietudes y afanes culturales.
Teníamos un extraño grupo de amigos, llenos de diferencias e intereses, pero con las letras como punto en común. Y ya se sabe que en Santo Domingo, quienes hacen de la lectura y la escritura algo más que un entretenimiento, tarde o temprano nos conocemos: somos pocos y hacemos ruido en corrientes subterráneas.
Lauri ha sido siempre la misma persona: apegada a unos principios muy claros, responsable ante sus ideas y convicciones; y bastante honesta. En el pasado su franqueza ha sido del agrado y el desagrado de muchos.
Ahora bien, la campaña que se ha impulsado en su contra, por su ejercicio docente en el colegio Babeque es de todo punto mezquino. Tal como ella señala en el comunicado que emitió esta semana, le atacan desde el anonimato, defendiendo los valores pacatos de una sociedad conservadora que no termina de comprender que todos los dinosaurios, citando a Charlie, van a desaparecer.
Ella explicó con puntos y señales cuál fue su metodología pedagógica. Me sentí altamente identificado, porque también estuve ahí en el pasado. Solo que a diferencia suya, conté con el apoyo del centro educativo en el que laboraba y no se trataba de personas con acceso a medios económicos y de comunicación. Y por supuesto, me libró de ese escarnio no ser mujer ni que se me pudiera estigmatizar por una orientación sexual u otra, como si ha ocurrido con Lauristely.
Pero, suponiendo que el problema fuera el erotismo en algunos textos, hecho que Lauri ya explicó bastante bien en su comunicado, propongo revisar algunos títulos que se enseñan en los centros educativos de nuestro país. Ojo, hago la observación sin interés revisionista, sino como modelo para observar qué tan rigurosos somos cuando se trata de prejuicios y estigmas porque sí.
Todos coincidiremos en que Gabriel García Márquez es un grande de las letras en español, nos guste o no. Cien Años De Soledad es una obra de lectura obligatoria en colegios. Pero, si la leemos con sentido crítico:
EL momento en el que José Arcadio Buen Día, uno de los mellizos, regresa de haber estado en un barco, es marcado por la brutalidad con la que tomó a Rebeca. La niña todavía comía tierra y García Marquez describe de forma brutal la manera en la que la toma sexualmente.
Hay otros casos, como el del coronel Aureliano Buen Día, quien se enamoró de Amparo, una niña a la que todavía no le había llegado la menstruación y de quien nació Remedios La Bella.
Si leemos El amor En Los Tiempos Del Cólera, pasa otro tanto, Florentino Ariza tiene sexo con una niña, además de todo lo otro que hace. En Del Amor Y Otros Demonios, un sacerdote abusa sexualmente de una menor de edad. En esa lamentable Memoria De Mis Putas Tristes un anciano tiene sexo con una muchachita virgen a cambio de dinero. Juzgue usted.
En los colegios también se enseña la obra de Andrés L. Mateo. Tampoco puede dudarse de su influencia en las letras dominicanas, más allá del gusto personal. En la novela El Violín De La Adúltera, libro incluido entre las recomendaciones de la maya curricular del Ministerio de Educación, hay una escena en la que el personaje masculino es masturbado por una joven en medio de la misa. L. Mateo describe con todo detalle lo que sintió, el proceso y lo que significaba hacerlo mientras el sacerdote daba su sermón.
En nuestro país también se ha destacado como lectura recomendada la obra de Mario Vargas Llosa, derechista, conservador como los mismos que atacan a Lauristely. Y sin embargo, en cualquiera de sus obras hay elementos odiosos, similares a los que supuestamente movilizan las críticas a Lauri.
En La Fiesta Del Chivo, un anciano abusa sexualmente de una adolescente, Urania Cabral, con su dedo. En Elogio De La Madrastra, una mujer de más de 40 años tiene sexo con Monchito, un niño de 10 años. EN La Ciudad Y Los Perros hay abuso sexual entre hombres de una escuela militar. En La Tía Julia Y El Escribidor hay incesto. Podría seguir con La Casa Verde, Las Travesuras De La Niña Mala y un largo etcétera.
Puse tres ejemplos de hombres heterosexuales que fueron y son reconocidos con numerables premios internacionales, de lectura obligatoria en el currículo educativo y a los que nadie nunca les ha hecho un señalamiento. En cambio, teniendo hechos que sí son reales, se decantan por hostigar a una persona que invita a sus estudiantes a pensar de forma crítica, que aborda las dinámicas creativas desde la honestidad y que agota sus procedimientos pedagógicos acordes con las competencias que el mismo currículo educativo dominicano promueve.
Admito que me da vergüenza saber que hay gente que es perseguida por pensar de manera crítica. Solemos referirnos a la Edad Media como una época de oscurantismo, inquisición y falta de libertades; creo que podríamos releernos desde esa definición de lo medieval y nos asombraría lo bárbaros que estamos siendo.
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