Entre las distintas modalidades empleadas por los partidos para escoger candidatos a puestos electivos primaron métodos antidemocráticos y autoritarios, y el de las encuestas es el que se ha revelado más arbitrario. La lectura de sentencias del TSE que anulan al menos tres encuestas, dos de la Fuerza Pueblo y una del PRM, comprueba violaciones a principios de igualdad y oportunidad, notificación, conocimiento de fecha y objeto y dar a conocer a los involucrados de manera oportuna los resultados. Las encuestas están contempladas en la ley, con el mérito de que sobrevivieron al cedazo que les hizo el TC, pero no dejan de ser, para estos fines, poco fiables por prestarse a manipulación, por tener márgenes de errores y, fundamentalmente, porque el que las paga es el que manda.