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El presidente Luis Abinader puso el dedo en la llaga al reconocer la corrupción en la zona fronteriza, si bien lo calificó como un asunto pendiente. No tiene otra explicación que la corrupción el trasiego de ilegales por una zona donde además del muro que se ha levantado ha sido militarizada.
Los propios militares son quienes, tal vez sin proponérselo, han sugerido las complicidades al dar cuenta de detenciones y persecuciones de haitianos que huyen a su país tras la comisión de fechorías en las comunidades fronterizas.
La gente siempre se ha preguntado cómo es posible que los militares que vigilan la línea fronteriza no se percaten de la entrada y salida de manera clandestina de nacionales haitianos.
En Elías Piña operaba hasta un hotel donde según las propias autoridades eran alojados indocumentados haitianos. Y hace unos días circuló un vídeo donde se veía a decenas de haitianos penetrar al país por la zona de Polo, Barahona.
De acuerdo con las denuncias la corrupción en la frontera no es solo de indocumentados, sino también de mercancías. Menos mal que el Presidente lo sabe y está decidido, según él, a enfrentarla en su momento.
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