Con simples críticas Estados Unidos jamás logrará que el gobierno de Israel frene la escalada bélica en Palestina que ya ha cobrado la vida de más de 35 mil personas, en su inmensa mayoría mujeres, niños y ancianos.

El gobierno estadounidense, que ha comenzado a sufrir el malestar de las protestas estudiantiles por el genocidio de las tropas israelíes en Gaza, tiene que endurecer las acciones frente al régimen de Benjamín Netanyahu.

Después de los ataques terroristas del 7 de octubre del grupo Hamás, el gobierno de Netanyahu no ha cesado la sangrienta embestida contra todo lo que huela a Palestina.

Ahora, ignorando las advertencias de Washington, las tropas israelíes preparan ampliar el cerco en Rafah para cerrar una de las vías para la introducción de ayuda humanitaria.

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Las tropelías que tanta tibieza critica Washington han llevado a Bélgica a demandar de la Unión Europea  establecer sanciones a Israel y a los gobiernos de Egipto y Sudáfrica a pedir que la nación sea condenada por crímenes de lesa humanidad.

Las tropas israelíes no han respetado hospitales ni campos de refugiados. En los ataques han muerto hasta representantes de organismos internacionales que participan en la distribución de alimentos y medicamentos a los desplazados por los ataques militares. Washington, por su pasividad, carga con una cuota de responsabilidad frente a las atrocidades del gobierno de Israel en Palestina.