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Aunque en los alrededores de los recintos de votación ubicados en los principales barrios de la capital no se observaron carpas o casas de logística como en las elecciones pasadas, sí fueron evidentes los grandes cúmulos de personas que esperan “los chelitos o la logística” para entrar a los colegios y ejercer su derecho al voto.
Muy distinto a lo ocurrido en los centros de votación colocados en los sectores exclusivos de la ciudad en los que se veía a las personas entrar, hacer una pequeña fila, votar y luego salir; en los barrios capitaleños en los alrededores de los recintos electorales, cientos de personas esperaban compartiendo, sentados y parados en las aceras y contenes.

Tapones eran evidentes en estos lugares por la cantidad de vehículos estacionados a ambos lados de las vías y además decenas de motoristas y vendedores. Y aunque prohibido, también se observaron facilitadores de los partidos identificados con propaganda política.
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Aunque hay que señalar que las entradas, salidas y proximidades de los recintos estaban bajo el dominio de la Policía Militar Electoral que delimitaba el área de seguridad con una cinta amarilla de precaución.
Estas son algunas palabras y frases extraídas de los tumultos sin importar el contexto ni el orden en que la decían: “¿Cuánto es que están dando para votar?”, “¿quién es que tiene los chelitos?”, “¡yo no vine aquí para que me salgan con 300 pesos!”, “¡bueno yo cojo lo que sea como quiera voy a votar!”, “¡ese se va hacer rico a él le dan para que de mil pesos por votos y solo está dando 300 y 400 pesos!”.



Hay que destacar que distinto a las elecciones pasadas donde había carpas ahora los encargados de “la logística” operaban desde vehículos o al lado de algún puesto de comida para no llamar la atención. Además disponían de ayudantes que le ubicaba a los votantes.
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