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Es verdad que cada quien es responsable de sus actos, sobre todo, si los involucrados son personas públicas, expuestas, electas o designadas mediante decretos. Sometidos de alguna manera a una suerte de valoración de la colectividad. Crítica o alabanza según el desempeño. Por más indulgencia con que se mire a quienes desempeñan roles púbicos, es inevitable que se observe la frecuencia con que ocurren hechos graves que envuelven a personas o instituciones de poder. El último, el diputado del PRM por Santiago Miguel Gutiérrez Díaz, un desarrollador inmobiliario que barrió en las elecciones congresuales en su natal Santiago. Ese escándalo solo solapa al más reciente: el falso sorteo. A tal velocidad, los averages romperían todos los récords.
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