El autor es abogado. Reside en Santo Domingo
Exclusiva forma de criminalidad que germinó en Sicilia. Subsiguientemente se convirtió en una especie de policía privada al servicio de los estancieros y se organizó como sociedad secreta.
Sus integrantes, que no son muchos, cuya principal regla son la obediencia absoluta a los jefes y la completa reserva. Bajo juramento se obligan a ayudarse mutuamente y no servir de testigos ante ningún tribunal. Ese conjunto de tradiciones recibe el nombre de omerta, voz derivada del siciliano omu (hombre).
En nuestros días, las funciones de la mafia son similares a las de una organización internacional de delincuentes. Su rama norteamericana, la cosa Nostra, formada por emigrados italianos, controla gran parte del tráfico de estupefacientes, la prostitución y las casas de juego en los EE.UU.
Su representación clandestina y el hecho de que sus provechos estén atados a algunos políticos prestigiosos, tanto en Italia como en Norteamérica, han permitido que permanezcan impunes gran parte de los crímenes de la mafia.
Según el historiador Paul Veyne, el Imperio romano tenía la estructura de una gran mafia, en la que no existían restricciones para la ley del más fuerte y solo el clientelismo permitía la supervivencia de los débiles, pobres o pequeños.
El fraude, la estafa, el robo y la violencia, incluyendo las violaciones, no eran considerados delitos criminales (penales) sino privados (civiles) y, al no existir la policía, cada ciudadano debía tomarse la justicia por mano propia.
Los jueces se dedicaban únicamente a dirigir el proceso para que un jurado decidiera la inocencia o culpabilidad pero la búsqueda del culpable como la ejecución de la sentencia corría por cuenta de la víctima. No existía un poder público que pudiera poner en límite a una venganza personal.
No existía un estado como lo conocemos hoy, el imperio estaba dominado por clanes. Todos estaban bajo la protección de otro jefe más fuerte. El derecho romano era una acumulación de jurisprudencia, muy diferentes en cada región del imperio. Lo único invariable eera el proceso por eso el derecho penal era arbitrario.
Durante siglos, la región de Sicilia estuvo dominada por un sistema feudal que explotaba a miles de campesinos mientras una minoría gozaba de privilegios. Estas circunstancias se consideran decisivas para el surgimiento de la mafia. Por otro lado, la conducta delictiva se revelaba como la única manera de obtener privilegios en una sociedad que los reservaba solo para los ricos terratenientes aliados de las autoridades políticas.
En el siglo XIX, surgió una figura clave: los gabellotti o recolectores de impuestos, que administraban las propiedades de los aristócratas. Ellos obtenían a cambio un porcentaje de las cosechas obtenidas, pero para acrecentar sus ganancias dividían las tierras en pequeñas áreas y las arrendaban a los campesinos, quienes también les otorgaban un porcentaje de la cosecha lograda.
De esta manera, los gabellotti cumplían la importante función social de mediadores entre los propietarios y los campesinos. Al cabo del tiempo, se volvieron cada vez más poderosos e incurrieron en actos de corrupción: extorsionaban a los labriegos, se apropian indebidamente de pastizales para dar de comer al ganado y organizaban grupos de ladrones y cuatreros.
Por esta razón se les considera a los gabellotti como antecedente directo de la mafia y su manera de hacer negocios.
Según Roberto Saviano, gran conocedor de la mafia napolitana o Camorra, las organizaciones criminales empiezan a utilizar el término “padrino”, por una traslación a partir de la película “El Padrino” de Coppola que se basa en la novela de Mario Puzo. Según él, en Italia, ni en Sicilia ni en la Campania, nadie había utilizado jamás este término, que es una traducción del inglés “godfather”.
JPM
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