El panorama internacional se ha tornado tan sombrío que Estados Unidos ha alertado a sus ciudadanos en el extranjero sobre la ocurrencia de actos terroristas.

Los conflictos sociales, con su mensaje de inseguridad y miedo, se propagan por todas partes.

Las protestas sociales cada vez más generalizadas contra el genocidio de Israel en Palestina, la guerra de Rusia en Ucrania y la persecución de minorías inciden en esa atmósfera de terror que con razón preocupa a Washington.

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El alerta de seguridad, aunque solo esté dirigida a los estadounidenses, tiene su impacto negativo para una industria tan sensible como la turística y para el comercio internacional.

Todo el mundo la asume para evitar las aglomeraciones y participar en actividades masivas, sin importar que el mensaje haga hincapié en actividades de la comunidad LGBTQI+.

Además del ambiente es obvio que Washington tiene que contar con informaciones de inteligencia para alertar sobre actos de terrorismo.

La prevención que aconseja Washington es más que necesaria con una atmósfera como la creada por los aires bélicos que se propagan por distintos rincones.