[ad_1]

Después de enmendarse la plana en torno a una errónea primera información sobre reapertura de la frontera desde el viernes, el Gobierno anunció ayer que habilitará a partir de mañana “corredores comerciales provisionales con Haití”, bajo “estrictas medidas de control militar”.

Esos espacios, que dispondrán de registros biométricos obligatorios, operarán en Dajabón, Elías Piña, Independencia y Pedernales para facilitar el comercio de productos esenciales, como alimentos y medicinas, especialmente para infantes.

Esa limitada apertura del comercio fronterizo representa una nota de alivio para la población de Haití, así como para comerciantes, industriales y productores dominicanos, aunque aún se mantiene la prohibición a las exportaciones de productos electrónicos, cemento, varillas y otros materiales de construcción.

Algunas de las medidas anunciadas por el Consejo Nacional de Seguridad para reforzar el cierre fronterizo, como la activación de un fondo para financiar la mecanización agrícola a los fines de reducir la contratación de trabajadores indocumentados, se asocian a la advertencia presidencial,de que la frontera nunca más será la misma.

Sin mencionar el diferendo con Haití, causado por la construcción del lado haitiano de un canal sobre el rio Masacre, el Gobierno ha dispuesto fortalecer la militarización en la frontera “para hacer más difícil el acceso a nuestro territorio de los pandilleros que huyan de la fuerza multinacional”.

Queda claro que se ampliará el cuadro de restricción de movilidad en la zona limítrofe de cara a la anunciada intervención en Haití de una fuerza militar pacificadora, razón por la cual las autoridades mantendrán el cierre migratorio y la suspensión de visados a ciudadanos haitianos.

La tozuda realidad relega la litis dominico-haitiana por el uso del agua del Masacre a un segundo plano ante el previsible riesgo de que se produzca un desbordamiento migratorio cuando el contingente militar foráneo opere en territorio haitiano, lo que da sustento la decisión de mantener cerrada la frontera.

No obstante, ante ese difícil escenario, la apertura de corredores comerciales provisionales apacigua el entorno económico y social a ambos lados de la franja fronteriza porque activará las reglas básicas del mercado, de oferta y demanda, aun sea de bienes básicos como alimentos y medicinas.

[ad_2]

Source link