Todo está dispuesto para el arranque este viernes de los Juegos Olímpicos de Tokio en su versión 2020, al influjo de la pandemia que precisamente obligó a su posposición el año pasado y en un ambiente en que una elevadísima proporción de la población nipona (cerca del 70%) los rechaza por precaución.
Se encuentra ya en la ciudad asiática casi completa la delegación de la República Dominicana, integrada por una cifra récord de 66 atletas con la que se aproxima al doble de su mayor participación anterior que fue Londres 2012 con 35.
No es para que un país pequeño como el nuestro se haga muchas expectativas por la cantidad de preseas a lograr, las que se desvanecen con solo mencionar que en términos numéricos, aparte del país anfitrión, Estados Unidos asiste con 613 atletas, segunda mayor presencia de esa potencia en su historia.
Las primeras en ser cautas son las autoridades olímpicas dominicanas, que se niegan a hacer pronósticos pero dejan entrever algo. “Esta será la delegación dominicana más alta en su historia olímpica, por lo que tendrá mejores resultados. Esos son los pronósticos que tenemos”, afirmó el presidente del Comité Olímpico Dominicano, Antonio Acosta, en el Desayuno de elCaribe-CDN.
Pero independientemente de que no hay quién se aventure a hacer vaticinios, sin adelantar pretensiones ni hacernos ilusiones de medallas, no aspiramos a más de que la delegación retorne con una sonrisa en los labios, con la frente en alto, con la misión cumplida y con la más importante de las diademas: el orgullo de haber reafirmado que la República Dominicana es auténtica y grande.
Tampoco hay que llamarse a engaños, pues hasta en estas competencias del máximo nivel hemos sabido salir airosos porque cada atleta lleva en su pecho nuestra bandera, que es como llevar consigo a todo un pueblo que disfruta y valora cada victoria como algo suyo.
Desde este viernes, con el corazón en Tokio, estaremos aupando a nuestros representantes que seguramente saldrán a dejar el alma para dar lo mejor de sí en cada competencia.
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