A Domingo Jiménez, mi querido profesor
“No se mueve la hoja de un árbol, sin la voluntad de Dios”, es una frase con mucha fuerza que utiliza constantemente Domingo Jiménez, mi querido profesor, como suelo llamarle, y por quien hago una pausa en mi redacción didáctica de los jueves para escribir sobre él: un hombre de...