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Hasta los leguleyos repararon al vuelo que Abinader había cometido dos pifias de bulto al pedir al Senado en su alocución del domingo “posponer el conocimiento del proyecto de fideicomiso” y, además, que “todos los ciudadanos que quieran opinar sobre el fideicomiso deben ser escuchados en el Consejo Económico y Social y después en el Senado”. Ninguna de las dos propuestas procedía, al ser el Legislativo un poder al que no puede trazar pauta, y porque al tratarse de un contrato no va a discusión pública y mucho menos puede modificarlo. Alguien falló al asesorar al mandatario, y por la naturaleza del tema todos miran hacia Antoliano Peralta, el Consultor Jurídico del Ejecutivo, pero quizá no lo involucraron o no fue consultado para la redacción del discurso.
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