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La 53 Asamblea General de la Organización de Estados Americanos, (OEA) dirigida por el canciller dominicano Roberto Álvarez, aprobó una resolución del gobierno haitiano que insta a enviar ayuda inmediata a Haití para fortalecer su policía, resolver la crisis social del país y promover elecciones libres lo antes posible.

Se resalta que los cancilleres de ambas naciones desempeñaron roles protagónicos, toda vez que el haitiano, Jean Víctor Geneus, presentó la resolución y el dominicano se encargó de ponderarla y someterla a la asamblea, que contó con la presencia del secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken.

El texto acordado se asemeja mucho a un cuento de hadas que presagia que con el uso de la vara mágica de la OEA se resolverán todas las calamidades que padece el vecino, tanto así que podría incluso convocar a elecciones libres “lo antes posible”.

Se pondera como positivo que los gobiernos de la región, incluido Estados Unidos y Canadá, unifiquen criterios en torno a la necesidad de enviar “ayuda inmediata a Haití”, lo que también se ha sugerido en otros escenarios de mayor relieve como el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas (ONU), hasta ahora sin ningún resultado.

En el texto de la OEA se incluye “la crisis social” entre los flagelos que abaten al vecino, pero las gestiones que lideran Washington y Ottawa se centran en robustecer a la policía haitiana para enfrentar a las pandillas armadas, sin tomar en cuenta que el hambre genera violencia.

Por el contenido de esa resolución se colige que el gobierno y la clase dirigente de Haití apuestan por una relativa normalidad basada en el asistencialismo, sin tocar las causas principales que generaron la crisis, que han sido siempre pobreza, marginalidad y corrupción.

En el documento se insta a aquellos Estados “que estén en condiciones de hacerlo” a que brinden a Haití “ayuda inmediata y fondos específicos”, aunque resalta la necesidad de suministro de equipos y formación a la Policía Nacional para poder combatir las bandas y los secuestros.

Colocar el sombrero a la espera de que los que estén en condiciones de hacerlo envíen ayuda inmediata a Haití, puede ser una gestión de buenos deseos, pero lo menos que necesita Haití es distraerse con lectura de historietas de reyes y princesas, más aun cuando las principales potencias saben muy bien lo que hay que hacer.

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