Si es por riquezas naturales a Monte Plata nadie le disputa su condición de provincia privilegiada.

Con todo y que es un cofre lleno de abundantes recursos, no se explica por qué figura entre las cinco provincias con más hogares pobres.

Las asimetrías del desarrollo humano son más pronunciadas allí, lo que rompe todas las lógicas.

Porque siendo una región bendecida con abundante agua, producción ganadera y agrícola, minas metálicas y no metálicas e incomparables bellezas para el ecoturismo, no se justifica su rezago.

Y para favorecer aún más su posicionamiento regional, es un pilar clave para cristalizar el anhelo de un “triángulo virtuoso”, con Nagua y Samaná, provincias limitrofes.

Estas tres provincias, si se unen, formarían uno de los ejes más prometedores del turismo y de otras dinámicas del desarrollo.

Pero Monte Plata no ha podido salir ni sacudirse de este marasmo, porque los gobiernos centrales o el municipal no la ayudan demasiado a remar hacia adelante.

De ahí que sea preciso, con sus propias fuerzas productivas, que son del sector privado, que se integre un consejo de desarrollo que adopte, a su vez, un plan estratégico para alcanzar algunas metas viables.

Tanto para la producción agropecuaria, como para la educación pre y universitaria, con énfasis en las nuevas destrezas que facilita la tecnología, y para impulsar la política de “zona de segunda vivienda”.

Listín Diario ha conocido de cerca esas necesidades desde hace tiempo y ahora, al ver que los sueños de una población trabajadora siguen sin materializarse, lo menos que queda es lamentarse de que la miopía o la desidia de los gobiernos sea una de las causantes de este estancamiento.