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A lo largo de la vida me he caracterizado por decir la verdad, tal vez demasiado claras, y no me canso de insistir sobre ellas. Muchas veces la verdad duele, pero es saludable.
La Sentencia 168-13, cambió la historia e hizo valer el sacrificio de los héroes de la Revolución e Independencia dominicana. Creemos, sin temor a equivocarnos, que, en el siglo XXI, no ha ocurrido un acontecimiento más glorioso para la nación dominicana, que esa sentencia.
El presidente Fernández implementó reformas jurídicas y constitucionales claves para la soberanía e identidad nacional; también, incentivó la creación del Tribunal Constitucional. A él se deben esas y otras reformas.
Desde el momento de su publicación, la sentencia se convirtió en un tema controversial. Conviene clarificar, que esta decisión, tuvo tanto peso, que el presidente Danilo Medina fue a consultarle sobre las medidas a tomar y, el presidente Fernández mantuvo posición digna, diciendo que debían respetar y ejecutar la sentencia; además de sugerir no acatar los mandatos supranacionales. Reunidos, duraron casi dos horas. El presidente Fernández, el 30 de diciembre del mismo año, escribe un artículo donde hace un análisis jurídico, y donde plantea, que son «decisiones de un Estado soberano».
Sobre este caso, el Gral. (R) Rafael Percival Peña, dijo que, por esta decisión, una poderosa nación amenazó con invadir el país y, debemos recordar, que, para ese mismo año, el presidente de turno, por decreto, crea la Ley 169-14, donde existió una especie de naturalización forzosa de haitianos.

El calvario de Fernández por ese «jabón tirado al sancocho» apenas empezaba, y la resistencia de sectores dolidos y resentidos se hicieron sentir. Sin piedad alguna, se dio inicio y luz verde a campañas generalizadas —de diversos tipos— de descréditos y coordinadas con el fin de matar reputación. Fue «acusado» de corrupción por Guillermo Moreno y multitudes lo acosaron en la Fundación Global.
Resulta, y no dejaremos de resaltar, que, al poco tiempo, llega al país —probablemente a destiempo—, el extraditado y narcotraficante confeso, Quirino Ernesto Paulino, alias «El Don», y comienzan panfletos por todas partes contra Fernández. Esa especie de inquisición, fue un tipo de revancha contra alguien que mantuvo liderazgo y posición digna respecto a la nacionalidad dominicana.
La sentencia fue determinante para acabar con la manipulación, el chantaje y fue imprescindible para mantener la identidad. Sin esa sentencia, la absorción de una sociedad, casi primitiva, sobre la nuestra, sería inminente.
Gracias a esa sentencia se evitó, que se regalara la nacionalidad dominicana a haitianos. El pueblo haitiano, que muchos nos acusan de racistas, de manera instintiva, desde su independencia se cerró a toda raza extranjera. Estas decisiones surgieron de un estadista y debemos ser agradecidos. Ni siquiera la invasión de Boyer pudo acabar con la identidad nacional, como pudo ocurrir sin esa sentencia.
De igual forma, debemos agradecer a los honorables magistrados encabezados por el magistrado Milton Rey Guevara que hicieron realidad la sentencia. Ellos cumplieron la encomienda y siguieron la misión de los fundadores de la República y evitaron el perverso placer de sectores oscuros de aniquilar culturalmente al pueblo dominicano.
Enseñaron que la identidad de este pueblo está por encima de intereses políticos o supranacionales que se creen con derecho de pisotear la voluntad del pueblo dominicano. Demostraron que la indiferencia del gobierno haitiano no pudo detener la convicción y liderazgo de estos juristas.
Estos dos pueblos, valientes ambos, surgieron para geográficamente vivir unidos, pero separados por fronteras legales, históricas, ideológicas y culturales.
Los historiadores deben estar claros, que, desde Santana, el país, contra la invasión de los haitianos, no había logrado un triunfo como lo fue esa sentencia. Nadie podrá eclipsar este gran legado.
Al presidente Fernández se le recuerda por la construcción de grandes proyectos y por otros aportes, pero, la obra más importante en favor de la soberanía e identidad de la República, sin duda, lo fue: la Sentencia.
Concluiremos detallando las personalidades que no estuvieron de acuerdo con la sentencia: el entonces candidato vicepresidencial por el PRD y actual presidente, Luis Abinader, en aquel momento definió la sentencia como, «inhumana, ilegal, ineficaz y peligrosa»; también se sumó el Ing. Hipólito Mejía, Guillermo Moreno, Margarita Cordero, Juan Bolívar Díaz, Huchi Lora, Gustavo Olivo Peña, Felipe Ciprian, Jorge Prat, Miguel Ceara Hatton, Minou Tavarez Mirabal, Rosario Espinal, Ramón Morel Cerda, etc.
En favor estuvieron, la familia Castillo y el FNP; la Iglesia, con el Cardenal Nicolás López Rodríguez a la cabeza; el entonces presidente de la Junta Central Electoral, Dr. Roberto Rosario Márquez; así como algunos diplomáticos dominicanos, entre ellos el fenecido periodista Cesar Medina.
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