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El pasado siglo XX fue un lapso de mucha intensidad: crisis económicas, sociales, políticas. El presente siglo XXI con apenas dos décadas completas transcurridas, presenta el mismo comportamiento que el anterior, pero conforme su tendencia será mucho más activo.
Cierto, ya que en tan solo 20 años, la humanidad ha sido testigo de crisis de salud, económica, política y social y ahora tal como sucedió a principios del siglo XX, con una guerra en ciernes con ribetes de tercera guerra mundial.
Así la vida, llena de incertidumbres, sobresaltos y turbulencias. No se olviden de la crisis financiera del año 2008.
Superada casi totalmente la crisis de salubridad que puso de rodillas a la humanidad con el famoso Covid-19, surge de manera inclemente una inflación casi galopante que pone al mundo al borde de una recesión económica.
No solo los anteriores acontecimientos, sino que la humanidad se ve expuesta con más virulencia a amenazas más frontales por cambiar el orden financiero mundial, a raíz de la guerra entre Ucrania y Rusia, con apoyo implícito de la China, este último país.
Realmente, la situación actual pinta color de hormigas y, arriba de ello, hay personas que auguran lo peor, sin que se tomen un momento en contribuir a solucionar los escollos, que hoy más que nunca los dominicanos.
La República Dominicana, como otros países del mundo, se enfrenta a los shocks externos, que por ser una país dentro del concierto de naciones que conforman el planeta tierra, no puede aislarse de los acontecimientos, pues la economía dominicana no es autárquica o autosuficiente.
De ahí que, todo lo que sucede en el exterior impacta en el país. Se es inconsecuente cuando lo que sucede negativamente fuera, se le quiera endilgar a las actuales autoridades gubernamentales.
Eso es ser inconsciente, poco honesto y hasta cierto punto agitador, tratando de pescar en río revuelto, solo porque ahora no detentan el poder que tanto ambicionan volver, no se sabe para qué, porque cuando estuvieron ejerciendo no hicieron casi nada.
Son enfermos de poder, pues después de haberlo ostentado por varios años no pueden vivir sin él, pues se creen que son predestinados, que vinieron al mundo como dueños únicos de un país hasta del globo terráqueo como es el caso de los grandes imperios.
La República Dominicana hoy enfrenta uno de los momentos más especiales de su historia económica, pues es impactado por variables exógenas e incontrolables, que nada puede hacerse ante ellas, de no ser paliar las mismas con medidas internas, en la medida de las posibilidades o limitaciones económicas que les permiten a las autoridades en las actuales circunstancias.
Es triste escuchar críticas inconsecuentes, mal infundadas, acerca de medidas que toma el gobierno, buscando siempre el bienestar colectivo y no el bien particular.
No les dan tregua a las autoridades de turno con sus críticas más virulentas, a pesar de que los que esgrimen las críticas más ácidas, son dominicanos con escolaridad suficiente y siendo testigos de todo cuanto sucede en lo interno y externo del país.
Recientemente, el ciudadano presidente Luis Abinader Corona, un mandatario trabajador y humilde, dedicado 24/7 a sus responsabilidades como gobernante, ha pedido a la oposición que no politicen el anteproyecto de tasa cero a favor de 67 productos de la canasta familiar, los cuales llegarán a la ciudadanía, sin distinción de banderías políticas, a precios asequibles.
Se sabe que la oposición política, juega un papel de control sobre acciones o ejecutorias gubernamentales que pueden ser extremas, pues nadie, absolutamente nadie, tiene la verdad absoluta, pero de que exageren en sus críticas, cualquier declaración o posición, no es más que una necedad.
Hay que tener cuidado cuando se critica, pues no debe hacerse simplemente por criticar, sin exponer las soluciones a los problemas que puedan afectar a todo un país.
Que pena, que algunos políticos se empecinan en criticar todo cuanto se haga en bien de un país, todo por hacerse los graciosos, pues se creen que el electorado dominicano no avanza, no se dan cuenta que los dominicanos saben, que lo único que les interesa es volver al solio presidencial para beneficiarse de las contribuciones de los dominicanos.
Que cosa, que se piense que una vez ostentado el poder político, este es una herencia de por vida, de quienes una vez lo ejercieron. Es tan bueno el poder que por encima de la acumulación de capitales, este permite las influencias para poder hacer y deshacer. Cuanta capacidad, lo triste que la misma no se pone al lado del bien común.
Pena también, que nunca consideren que todo lo que se hace desde el palacio es acertado, a pesar de que lo que se haga o se proponga sea apropiado o atinado, en beneficio de los dominicanos más necesitados.
Señores, es criticar y criticar por estar entretenido y peor aún, cuando ya no se dispone de un discurso que pueda calar en el gusto de las grandes mayorías, porque ya se encuentran desfasados o sea este extemporáneo o no sea aplicable en un momento determinado.
Ahora bien, no todo es malo en ese sentido, pues hay críticas que son muy constructivas, aunque la mayoría caigan en críticas insulsas o risibles.
No se debe negar para no ser extremistas o mezquinos, que la oposición ayuda a gobernar al actual presidente, pues con sus observaciones cuando son de buena fe, inducen a las autoridades a enmendar o corregir cualquier error o exceso que se haya cometido o esté en camino de cometerse.
A pesar de todos los embates desde distintos frentes, incluyendo críticas sin ningún fundamento, las actuales autoridades han podido vadear las aguas más turbulentas, tal como lo demostró en plena pandemia, el presidente Luis Abinader Corona, que es un gran gerente probado, ya que día a día sale airoso en el manejo de la cosa pública.
Muestra de ello, es el hecho de que maneja correctamente la política fiscal y la monetaria a través de las instancias encargadas de administrar ambas políticas, alcanzado ahorros presupuestarios y crecimiento macroeconómico.
Finalmente, es oportuno dar las gracias a la oposición política por su contribución para que las cosas se hagan correctas, mediante críticas constructivas, sin odio o resabios, en un país democrático y con un gobierno como el de Luis abinader Corona, humilde, trabajador y abierto a todas las corrientes y críticas bien intencionadas, que de seguro son bien acogidas con miras a beneficiar a todos los dominicanos, sin distinción.
felix.felixsantana.
JPM
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