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Estados Unidos incurre en un abuso de poder con su permanente acoso a República Dominicana en torno al drama de la migración haitiana.

En un informe divulgado el lunes el Departamento de Estado insiste en culpar a este país de no dar seguimiento a los casos de trata de personas cuando las víctimas son de ascendencia haitiana.

Es hasta ridículo que Washington apoye su juicio en informaciones proporcionadas por una ONG que afirma que las autoridades dominicanas carecían de la formación y las tecnologías adecuadas para perseguir los casos de trata.

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Estados Unidos sabe que no se puede dar crédito a todas las versiones y que situaciones particulares, a propósito de detenciones arbitrarias o extorsión, se pueden tomar como expresión de una política.

Washington debe realizar sus investigaciones para evitar hacerse eco de versiones interesadas, divulgadas con el claro propósito de dañar la imagen de República Dominicana.

Tal parece que las críticas ocultan otros propósitos. El programa sobre la trata de personas puede tener sus debilidades, pero las acusaciones de Estados Unidos distan mucho de la realidad.

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