Puede parecer una redundancia, pero no por ello deja de ser significativa la advertencia del presidente del Tribunal Superior Electoral (TSE), Ygnacio Camacho, de que no aceptará presiones para complacer con sus decisiones a ningún sector.

En un momento en que las sentencias de la corte han generado amenazas de desacatos y tensiones es importante que se pongan los puntos sobre las íes para garantizar la institucionalidad.

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Por la conducta y firmeza que han observado, Camacho y los demás jueces del TSE no tienen necesidad de advertir que en cada caso procederán con el más estricto apego a la ley, porque es lo que han hecho siempre.

Sin embargo frente al tono y el pataleo de partidos no beneficiados con sus decisiones procede el valladar moral y legal levantado por Camacho y los demás magistrados sobre las responsabilidades del tribunal electoral.