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El caso de Francelys Furcal, quien huyó del país y fue extraditada de España después de matar a un comerciante chino, pone sobre el tapete, al margen del componente penal, las relaciones laborales.
La joven, a quien sus vecinos y compañeros de labores han defendido, habría sido agredida físicamente por su jefe en la ferretería donde laboraba.
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Los testigos dicen que en su defensa ella utilizó lo primero que encontró, que fue el cuchillo que clavó en el vientre al comerciante Chen Zongxin, de la ferretería Z & C, en el ensanche Luperón.
Al margen de elementos que competirá dilucidar a los tribunales, el caso demanda una supervisión más rigurosa de las relaciones laborales.
No siempre los empleados tienen la orientación para exponer atropellos o problemas laborales ante las autoridades competentes. Este caso es un aviso para tomarse en cuenta.
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