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El primer ministro de Haití, Garry Conille, ha emplazado a las bandas de forajidos para que depongan las armas, un día después de que el principal jefe de esos grupos, Jimmy Cherisier, alias Barbecue, planteó esa posibilidad como requisito para entablar diálogo con las autoridades.
Ante la propuesta de Barbecue, el ministro Conille ha sido categórico y tajante al conferir un ultimátum al líder y a sus grupos de delincuentes para que procedan a entregarse, tras advertirles que tienen un plazo muy limitado para acceder al desarme y reconocer al Estado haitiano.
El contingente de policías de Kenia, que sería reforzado en las próximos semanas, tiene la misión de anular la capacidad de terror de esas bandas, que la semana pasada mataron a más de 20 personas en diferentes sectores de Puerto Príncipe.
Entre las tropelías atribuidas a la banda de Barbecue figura el asalto a la Penitenciaria de Haití, donde liberó más de cuatro mil reclusos que guardaban prisión por crímenes violentos, la mayoría de los cuales se integraron a esos grupos delincuenciales.
Es por eso que, a su retorno desde Estados Unidos, el premier haitiano advirtió que “las bandas armadas tienen un plazo muy limitado para deponer las armas”, clara señal de que a Barbecue le queda la disyuntiva de entregarse o abstenerse a la represión de la Policía haitiana y el contingente keniano.
Se cuentan por centenares los individuos que integran esos grupos que disponen de sofisticado armamento de combate proveniente de Estados Unidos y Suramérica, por lo que no sería posible restablecer el orden y la seguridad en Haití sin previamente desmantelarlos.
Esa gente opera una industria de secuestros, narcotráfico, lavado de dinero, asaltos, atracos y otras actividades delictivas que les reporta millones de dólares, lo que intentarían mantener a través de un diálogo prolongado y estéril con el gobierno.
El ultimátum dado por el primer ministro a los pandilleros haitianos para que procedan cuanto antes al desarme, indica qur tendrán que abstenerse a confrontar tropas bien armadas, con equipos de última generación, cuyos comandantes han adelantado que perseguirán a esas bandas casa por casa. La hora de los hornos.
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