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Una de las iniciativas más hermosas de Fidelio Despradel fue la de intentar crear ramificaciones de la Fundación Manolo Tavárez en todas las barriadas populares, porque estaba convencido de que solo así preservaría la memoria y el ejemplo de Manolo, Minerva y el 1J4, en una juventud huérfana de ideales que le autopreservaran de todos los males de que hoy padece. En esa iniciativa le acompañábamos Aniana Vargas y yo.
Para mi asombro, la mayor resistencia a esta iniciativa surgió dentro de algunos miembros de la Fundación, quienes se consideraban una “elite” heredera de la memoria de Manolo por haber pertenecido al 1J4 y haber sido “militantes de toda la vida”. En ese sentido, esta “izquierda” no se distinguía de la derecha, la cual hace de sus clubes y asociaciones cotos exclusivos.
Ahora han surgido una serie de “militantes de toda la vida” que están acusando a Guillermo Moreno de ser un “impostor” de la izquierda, como si tuvieran el monopolio o el derecho de decidir quien es de derecha o de izquierda.
Es una de sus tantas idioteces tradicionales, como lo fue el haberse caído a tiros en los 60 por las diferencias entre China y Rusia, como si esta media isla perdida en el Caribe hubiera tenido algo que ver o contribuir a ese debate, una imbecilidad de los rusos porque cada quien hace su Revolución de acuerdo a su realidad y cultura, como demostró Mao.
La izquierda y la derecha son ideologías con una historia y desarrollo particular, no pasaportes ni tarjetas de membresía. Carlos Marx fue un científico social que pasó 16 años de su vida en una Biblioteca estudiando el desarrollo del capitalismo, a partir de la acumulación de un metal muy escaso, al que se atribuyó poder de intercambio, llamado oro. Y estudiando como en base a su acumulación se articularon las clases sociales o composición social de los países.
El Capital, su obra maestra, no es un sumario de clichés, sino un estudio de las variables económicas que condujeron a la humanidad desde el Medioevo hasta el capitalismo e idealmente al socialismo, cuando dejemos de atribuir a las leyes económicas carácter de dogma religioso, El Capital se estudia (en mi caso 4 años en un círculo de estudio) y su método es lo que te permite entender cualquier sociedad que visites o donde pretendas habitar.
Marx nada tiene que ver con lo que decidan los revolucionarios hacer con su método de investigación y análisis, y se hubiera horrorizado de que sus ideas se conviertan en una inquisición, de exclusión, no para la construcción de una humanidad más solidaria.
Por eso, impostor: Gánese su lugar en la Historia, no excluya.
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