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EL AUTOR es contador publico autorizado. Reside en Nueva York
El presidente mexicano, el demagogo, manipulador y populista de izquierda, Andrés Manuel López Obrador, es uno de los políticos mesiánicos más cínicos y descarados de los que se pueda tener historia.
Su paisano, el periodista de Univisión, Jorge Ramos, con frecuencia lo pone contra las cuerdas cuestionando sus mentiras cotidianas, rebatiendo sus incoherentes tergiversaciones y manipulaciones de las estadísticas, las cuales siempre quiere presentar, sin éxito, como favorables a su mediocre administración.
En sus discursos y aburridas peroratas mañaneras, la hipocresía y el cinismo son las premisas fundamentales de su falsa narrativa sobre la realidad mexicana y del mundo en general.
Su cinismo ha sido denunciado constantemente. En la campaña para las elecciones federales celebradas el 6 de junio, participaba representando al partido de gobierno, MORENA, Félix Salgado Macedonio, acusado de abusos sexuales por unas seis mujeres, como candidato a gobernador por el Estado de Guerrero, y López Obrador, Obstinadamente le ofreció su apoyo incondicional sin importar su historial de denunciado violador sexual.
Frecuentes marchas de mujeres han sido realizadas en México, denunciando la pasividad rayando en la complacencia, mostrada por el nefasto mandatario, con relación a la alarmante cantidad de feminicidios que sacude a México, con cifras que se elevan a 11 asesinatos de mujeres diariamente.
Este político, supuestamente democrático, elegido por el voto popular de manera transparente y democrática, descarada y abiertamente defiende y hace apologías de la dictadura de Cuba, Nicaragua y Venezuela, sin ningún rubor.
Vemos como babea su cinismo cuando recibe a esos dictadores «revolucionarios» rindiéndoles pleitesías como si fueran reyes, cubriéndolos de encendidos elogios.
Ahora bien, lo que no se explica es como él no ha instalado en México su soñado gobierno comunista, ya que alaba tanto a esos dictadores que martirizan esas naciones caídas en las garras asesinas y depredadoras del sanguinario y destructor sistema comunista, que en las últimas décadas a oprimido sin contemplación, a Cuba, Venezuela y Nicaragua.
Precisamente, en días recientes, luego de las sorpresivas y multitudinarias manifestaciones desatadas contra la prolongada dictadura de corte estalinista y neo fascista que somete a la miseria y a la barbarie, inmisericordemente al desdichado pueblo cubano, un cínico López Obrador, denunciaba no a la violenta represión del régimen de las protestas pacíficas, sino a los indefensos manifestantes que solo exigían libertad, salud, comida y la dignidad pisoteada por décadas por la tiranía.
Lo mejor será, aunque lo veo casi imposible, que López Obrador en vez de defender esas perversas y criminales dictaduras, dejando atrás su perverso cinismo, las denuncie, y deje su pasividad y pusilanimidad cómplice con respecto al crimen organizado que azota y agobia a su país, en vez de ordenar la liberación de un peligroso narcotraficante luego de ser detenido por las autoridades, como ocurrió con el hijo de el «Chapo», en una ocasión.
El amigo articulista de este prestigioso diario digital, Miguel Espaillat, no tiene que creerle al colega y amigo Arturo Morató ni a este servidor, como él plantea en su pregunta en un reciente artículo, sino a la viva realidad que muestran los hechos evidentes; los que por su elocuencia deberían también ser entendidos por los fanáticos irracionales que como él y López Obrador, el presidente cínico y embustero, insisten en la perversidad de encubrir con sus manidos argumentos tergiversadores.
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JPM
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