Opiniones

Los argentinos eligen un sastre para economía

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Sea Massa o Milei, quien conduzca el Ejecutivo tendrá el desafío de aplicar un plan de estabilización

Buenos Aires.- Los argentinos elegirán el próximo domingo un presidente que rápidamente deberá vestirse un traje de sastre para poner manos a la obra en una economía que está sujeta con alfileres y llena de remiendos que, hasta ahora, han evitado una crisis de magnitudes pero no deja de despertar enormes temores.

Sea el ministro de Economía y candidato oficialista, Sergio Massa, o el postulante libertario, Javier Milei, quien conduzca el Ejecutivo desde el próximo 10 de diciembre, tendrá el mayúsculo desafío de aplicar un plan de estabilización que, cuanto menos, reduzca los profundos desequilibrios macroeconómicos de Argentina y mejore las expectativas.

El punto de partida es muy complejo y condicionará la viabilidad y las posibilidades de éxito de cualquier programa económico que se aplique.

“Quien gane el 19 de noviembre heredará una situación económica calamitosa. La actual combinación de políticas ha dado lugar a desequilibrios macroeconómicos insostenibles”, dice a EFE Michael Heydt, vicepresidente sénior de Calificaciones Soberanas Globales de la calificadora DBRS Morningstar.

Tasas fiscales y monetarias, altísima inflación, falta de reservas monetarias, elevado endeudamiento, actividad estancada y tasas de pobreza crecientes son las principales cuentas del rosario de problemas que afrontará el próximo jefe de Estado.

Sin oxígeno para funcionar, la segunda mayor economía suramericana acumuló hasta agosto una contracción del 1.6 % y el consenso de los consultores privados marca que el PIB caerá este año un 2 % desde una expansión del 5 % en 2022.

La principal preocupación de los argentinos es la inflación, con un índice de precios al consumidor que alcanzó el 142.7 % interanual en octubre y que, según proyecciones privadas recabadas por el Banco Central, acumulará este año un alza del 185 %, la más alta desde la hiperinflación de 1989-1990.

La inflación alimenta la demanda de dólares para cobertura en un mercado atravesado por fuertes restricciones en la plaza oficial, múltiples tipos de cambio paralelos y recurrentes saltos en las cotizaciones que retroalimentan la inercia inflacionaria en la economía real.

En la raíz de este fenómeno están los desequilibrios fiscales y monetarios de Argentina, que, sin acceso a los mercados internacionales y con déficit comercial, se financia con emisión monetaria y colocación de deuda en el mercado doméstico.

Según cálculos privados, el déficit fiscal acumulado hasta septiembre pasado ronda el equivalente al 1,4 % del PIB y las reservas netas reales del Banco Central son negativas, de unos -10.700 millones de dólares.
Sin reservas, Argentina restringe importaciones -complicando la producción local- y tiene un poder cada vez más acotado para aplacar un mercado cambiario con frecuentes tensiones.

Según Heydt, “la falta de reservas y el gran diferencial entre el tipo de cambio oficial y el no oficial sugieren que a la próxima Administración le espera una devaluación de la moneda”.

“Pero un ajuste monetario en el contexto de una inflación de tres dígitos es un riesgo importante, porque, sin un plan para anclar las expectativas de inflación, se agregará más leña al fuego inflacionario. Por lo tanto, la próxima Administración deberá actuar rápidamente para implementar un plan de estabilización”, afirma.

Milei promete dolarizar la economía, mientras que Massa apuesta a un mejor 2024 para el peso argentino de la mano de un ‘boom’ de exportaciones, pero, aun así, la mayoría de expertos descuentan una corrección cambiaria.

Además, el futuro presidente deberá lidiar con el Fondo Monetario Internacional, organismo al que Argentina adeuda unos 46.000 millones de dólares y con el que en 2022 firmó un acuerdo de facilidades extendidas con exigentes metas de difícil cumplimiento y que no ha logrado ahuyentar el fantasma de un colosal cese de pagos.

En este escenario votarán los argentinos, quienes pese a tener una tasa de desempleo del 6.2 % -la menor desde 2015-, cobran salarios erosionados por la inflación, lo que explica que, incluso con trabajo, muchos integren ese 40.1 % de la población pobre.

Los debates

La campaña ha estado centrada en la economía, cuyos desequilibrios exacerbados hacen tener una crisis aguda inminente, un escenario para el que Massa y Milei plantean salidas absolutamente diferentes, planteando serios dilemas a los 35.8 millones de argentinos que este domingo acudirán a las urnas.

Aun así, también fueron temas sobre la mesa la seguridad, el rol del Estado y los derechos humanos, asuntos que incluso permearon el debate obligatorio entre ambos candidatos celebrado el pasado domingo, en el que Massa fue claro vencedor por su astucia para manejar los intercambios y los tiempos.
Con todo, el resultado del domingo es una incógnita. Hay un gran porcentaje de indecisos y de las nueve encuestas publicadas en las últimas semanas, cinco dan ventaja a Milei y cuatro, a Massa.

Un ‘outsider’ de la política hasta 2021

Javuer Mileu, candidato a la Presidencia por La Libertad Avanza
Milei, un ‘outsider’ de la política hasta 2021, cuando fue elegido diputado, sorprendió en las elecciones primarias de agosto, cuando resultó el candidato más votado (29,86 %) como único aspirante de la formación ultraderechista, por delante de la coalición Juntos por el Cambio (centroderecha) y la oficialista Unión por la Patria (peronismo). Economista apologeta de la Escuela Austríaca, defiende la libertad en cualquier ámbito de la vida, incluso aquellos contrarios a la ideología ultraderechista como aborto, matrimonio homosexual o adicción a las drogas, siempre que no sean un lastre para el Estado. Milei fue ganando visibilidad en la opinión pública argentina con constantes intervenciones en programas televisivos, en los que hacía gala de una desinhibida oratoria trufada de insultos contra el poder establecido, la famosa “casta”, a la que, no obstante, terminó aliado al recibir el apoyo del expresidente Macri.

Perfil

Sergio Massa
Candidato Frente Renovador

Tachado a menudo de “arribista” y criticado por su flexibilidad política, además de por usar su rol de ministro de Economía durante la campaña 2023, es un viejo conocido de la primera línea política argentina desde comienzo de siglo, cuando entró a formar parte del breve Gobierno peronista de Eduardo Duhalde (2002-2003), tras el estallido social de 2001.

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