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César Mella cesarm2@codetel.net.do |
Los automóviles del tiranicidio—
“Un carro Cadillac dorado propiedad de don Pedro Rivera se precipitó por un barranco, lo que aprovecho Antonio de la Maza para adquirir el salvamento y colocar el motor a un Oldsmovile de su propiedad y así darle mayor potencia y velocidad a su vehículo.
Esto quiere decir que desde el inicio del año 1959 ya el llamado grupo Avenida estaba planeando cómo rebasar al carro de Trujillo en la autopista que conduce a San Cristóbal, donde solía viajar en compañía de su chofer Rufino de la Cruz y sin escoltas.
Por otra parte, Antonio De La Maza formula el pedido de un carro Chevrolet Biscayne pero dotado del motor más poderoso que disponía la General Motors.
Ya esos dos vehículos estaban reservados para atacar al tirano.
A esta flotilla se agregó un carro Mercury del año 1959 propiedad de Salvador Estrella Sadhala.
Después de dos intentos fallidos esperando al jefe fue la noche del 30 de mayo que se consumo el viaje en que interceptado por un grupo de patriotas, fue a parar al baúl de un carro.
Por fin después de su rutina de visitas a su madre y a su hija el tirano salió en su vehículo Chevrolet Belair blanco del año 1958.

Tardaba en llegar al lugar y los ajusticiadores se desesperaban, fue el momento en que Miguel Angel Báez Díaz conduciendo un Volkswagen llegó y notificó a los conjurados que el “hombre ya salió con rumbo conocido”.
Después de la altura de la feria ganadera ya el Chevrolet negro estaba a unos 100 metros detrás del Chevrolet blanco en que estaba sentado en el asiento trasero el jefe.
Advertido de la persecución el chofer de Trujillo paró de golpe, con lo cual el Chevrolet negro lo sobrepasó quedando ubicado en rebase a unos 500 metros.
Tras detenerse ambos vehículos Trujillo fue ajusticiado.
Esta narración en versión libre es extraída de las las pag 322-326 del libro : “El automóvil y las vías de circulación en la República Dominicana”, del académico doctor Santiago Castro Ventura.
El libro narra la génesis y evolución de los vehículos de motor en el mundo y en República Dominicana.
Se trata de una de las más recientes producciones del prolífico historiador y médico pediatra Santiago Castro Ventura.
Apoyado en una amplia documentación bibliográfica el autor hace un recorrido que abarca los primeros intentos por pasar de la carreta al ferrocarril y de ahí, al vehículo de motor.
En 1907 en el marco de la Convención Domínico Americana y con un país literalmente quebrado por la administración de Lilís, era motivo de regocijo popular ver desplazarse sobre cuatro ruedas a estos móviles.
Nos sorprende gratamente esta nueva entrega del médico historiador y llamamos la atención para que lo compren de inmediato.
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