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Muchas historias ahora de empleados o exempleados del Gobierno, sobre detectores de metales (para control de armas) instalados en oficinas públicas, utilizados durante corto tiempo o nunca, o a discreción particular. Como desidia, apatía, desorden administrativo y financiero caracterizan la administración pública en nuestro país, en general eso no resulta raro. Pero sí provoca asombro conocer que ni el Ministerio de Interior y Policía, que regula tenencia y porte de armas, escapó a ese descuido, según una fuente de crédito. Ahora, tras los hechos del lunes antepasado en el Ministerio de Medio Ambiente, la pérdida de una vida valiosa, veremos a todas las agencias gubernamentales corregir eso. ¿El dinero malgastado? Lo de siempre, qué importa.
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