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Así como no puedes ver un enemigo invisible, también te cuesta ver a Dios, dónde se revela, qué o a quienes está usando para darte un mensaje y responder tus preguntas. Pero Él colocó sus ojos sobre ti y si pones tus ojos en Jesús, le conocerás gradualmente, tanto como vayas acercándote a Él. Nos dice, echa sobre mi tu carga, no temas y suelta tus preocupaciones. Lograr estas tres solicitudes es posible al conocerle profundamente; aunque parezca difícil creer, las preocupaciones son distracciones, a veces son imaginaciones. Piensa que no hay nada imposible para Él… Pero para ti, creer lo hace menos difícil, creerle lo hace posible y orar puede hacerlo tangible pronto. Hoy cambia preocupación por ocuparte en la oración para que todo gire hacia tu bendición.
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