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Cuando casi 50 mil personas se ofrecen de voluntarias para participar en un operativo de prevención de accidentes en todo el territorio nacional durante  Semana Santa, lo menos  que debería corresponder a la ciudadania es  exhibir un comportamiento asociado a la sensatez.

En soberbia expresión de solidaridad, esa gente se aleja de la familia o de los suyos durante cuatro días para ayudar a prevenir o evitar calamidades en carreteras, playas, balnearios y montañas a donde se dirigen los vacacionistas.

Meteorología prevé la ocurrencia de aguaceros moderados y fuertes principalmente en las zonas norte, nordeste y sudeste durante los días de asueto, por lo que el riesgo de accidentes sería más elevado en carreteras, playas y ríos.
Pese a la crisis económica matizada por elevada inflación y reducción de circulante, se estima que el número de viajeros hacia lugares de esparcimiento sería al menos similar a la Semana Santa de 2019, porque este feriado no tendría ningún tipo de restricciones sanitarias.

Quienes han sobrevivido a una pandemia que mató aquí a más de cuatro mil personas no deberían exhibir ahora conducta temeraria que ponga en riesgo vida propia y ajena, lo que podría ocurrir si se ingiere alcohol al guiar un vehículo, o si se exceden los límites de velocidad.

Observar la ley es tan importante como respetar el derecho ajeno, ser tolerante, solidario, mostrar siempre prudencia, capacidad de resolución de conflictos, fórmulas infalibles para asociarse con la paz y la sociabilidad.

El entusiasmo por disfrutar el asueto de la semana mayor en zonas de playas, ríos, lugares ecoturísticos o recreativos, debe ser cónsono con una planificación que incluya la ida y la vuelta, para lo cual se requiere compromiso de responsabilidad ciudadana vinculado a la prevención, respeto a la ley y a la sensatez.

Son muchas las familias que preferirán desde hoy heredar el silencio y la tranquilidad que dejarán los ausentes, ocasión propicia para visitar iglesias, monumentos coloniales, parques citadinos o regocijarse en el hogar. El que se va, que vaya y que venga.

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