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El revuelo que se ha creado con la aprobación en el Senado en primera lectura del Código Penal, sin la inclusión de las tres causales del aborto, solo refleja lo espinoso que es el proyecto.
O, a decir de los argumentos con que se objeta la decisión, deseos de alborotar el panorama para ganar, en algunos casos, protagonismo o capital político.
El presidente del Senado, Ricardo de los Santos, no ha tenido dificultades para destruir los argumentos de los legisladores que cuestionan la celeridad con que se aprobó el proyecto.
“El que no leyó el Código Penal en tres años, no lo va a leer”, expuso De los Santos, al tiempo de agregar que la pieza es la misma que se ha discutido en múltiples ocasiones en las cámaras legislativas.
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Nadie ha cuestionado la exclusión de las causales del aborto, que en una época emergió como el elemento más conflictivo, sino en la forma. El código lleva más de 20 años dando tumbos en las cámaras legislativas.
De los Santos espetó a congresistas opositores y de su partido que nunca ninguna pieza se ha aprobado sin conocerse ni debatirse.
Puede interpretarse entonces que la protesta va más allá de la forma, sino que existe una oposición de fondo al propio código cuya aprobación tanto se ha reclamado en la lucha contra la criminalidad.
Además de las causales la pieza contiene elementos espinosos, como la discriminación por preferencia sexual. Los argumentos con que se ha objetado la reintroducción y aprobación de la pieza carecen de mayor impacto, aunque debió leerse de nuevo. Por si acaso.
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