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Como ha sucedido, como aún sucede y sucederá, los libros han sido cápsulas de tiempo de manuales y planos arquitectónicos sobre reconstrucciones o destrucciones sociales, variando en el momento en su lectura.
Miguel Ángel Asturias, en su novela “El Señor Presidente” explica cómo la figura del Presidente es una obra rodeada de misterios, de rumores, construido por las percepciones de sus ciudadanos, que son los ingenieros de imágenes, porque se sabe más de una persona por lo que diga el vecino que por lo que de él se lea en los diarios o en los libros.
El Partido Revolucionario Moderno es un modelo de este misterio por el entendido que, al ser su primer gobierno en 16 años, varios de sus lideres son desconocidos para gran cantidad de la población. Al menos cómo piensan. Son solo conocidos por opiniones y las decisiones que han tomado o los problemas con que han tenido que lidiar en casi 1 año de gestión.
El pueblo marca el norte de un Gobierno
Fuera de su misterio están como fueron elegidos para el gobierno; tratándose de una votación para cambiar la historia de gobierno del país y su esperanza del cambio interno del mismo las expectativas son todavía lógicas.
La alineación a la transparencia y la empatía con el pueblo marcan el norte de un Gobierno también empeñado en superar la crisis de salud y sentar las bases para fortalecer el sistema institucional. Es una tarea un poco compleja de un “Partido Presidente” para calar en la idiosincrasia de un pueblo políticamente “Ateo”.
Para un pueblo hambriento e inactivo, la única forma en la que Dios puede aparecer es en la de comida y trabajo.
Por: Luis Pérez Fondeur
luishp07@gmail.com
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