Cuando nuestro segundo hijo y su hoy esposa se graduaron de médicos, les imploramos para que jamás dejaran de atender a un paciente por falta de dinero, o por un reclamo de aumento salarial. Su primera dispensa fue obsequiarles un aparato para tomar la presión arterial, otro para auscultar o escuchar órganos de los pacientes y el juramento Hipocrático, con el subrayado de que “dirigiré la dieta con los ojos puestos en la recuperación de los pacientes, y les evitaré de toda maldad y daño”.
La exhortación precedente colocó el acento en el espíritu público-humano-social, para que no se vieran envueltos en la vorágine del actual vendaval de demandas judiciales que se ventilan contra galenos, clínicas privadas y hospitales, que suman más de 500. Si otros casos se estudiaran exhaustivamente, los expedientes acusatorios serían de más de cuatro dígitos.
No sería ocioso analizar si en las negligencias y otras complicaciones de salud de ciudadanos habría complicidad culposa -que conllevan a otras sentencias- de la Asociación Nacional de Clínicas Privadas (Andeclip), la Asociación de Administradoras de Riesgos de Salud (Adars) y el Colegio Médico Dominicano.
Con un mes de prisión y el desembolso de diez millones de pesos, por un pésimo servicio operacional, han sido sentenciados el hospital Ney Arias Lora, la clínica Corazones Unidos y el cirujano plástico Asmín Aquino Rodríguez. Waldo Ariel Suero, específicamente, obra como un electorero, no así de la colectividad. Nunca lo hemos escuchado pedir públicamente a sus colegiados que sean cuidadosos para no lesionar y que ejerzan con espíritu público-humano-social, como acontece con cientos de sus colegas, que son modelos de competencia profesional y responsabilidad.
Las equivocaciones saltan por desidia en salas de emergencia, diagnósticos erráticos, por la ausencia de atención minuciosa, por medicación inadecuada y por contraer bacterias en los quirófanos, por cuya abundancia el Ministerio de Salud Pública está compelido a investigar la causa y fijar preventivas. ¿Cuántos han fallecido por contagiarse con bacterias en salas de operaciones? ¡Grave…!
Para desechar sufrimientos, pérdidas económicas y prisiones, los médicos tienen que dedicar más tiempo a sus pacientes, y hablándoles claro junto a sus familiares, sobre todo en lo relativo a las condiciones preexistentes. Ganan más ejerciendo con un sentido público-social, y cuidando la salud de nuestros semejantes, que está por encima de reclamaciones particulares, sin que dejen de llorar por un salario más acorde con su nivel social y formalidades laborales más acogedoras.
Las actitudes de médicos devienen en homicidios, y son contrarios a la Constitución, los códigos Penal, Civil, Ética del Colegio Médico y el Reglamento General de Hospitales, que implicarían sanciones judiciales. Con las referidas sentencias y otras que vendrían, se iniciará el tránsito hacia la humanización de la medicina.
