La confusión sobre el asesinato del presidente de Haití, Jovenel Moïse, ha adquirido nuevos matices al conocerse que los colombianos acusados del crimen fueron engañados y las operaciones secretas en el exterior del jefe de la guardia presidencial de la vecina nación, Dimitri Herard.
Una investigación del Gobierno colombiano encontró que los supuestos sicarios fueron reclutados a nombre de una empresa estadounidense, con la promesa de un salario mensual entre 2,500 y 3,500 dólares, para ayudar en la recuperación de Haití en su seguridad y la democracia.
Empresarios haitianos radicados en Estados Unidos estarían detrás de la oferta. El caso del jefe de la guardia de seguridad de Haití profundiza el misterio al determinarse que viajó varias veces antes del magnicidio a Colombia y otros países de la región sin que se conozca la misión.
A los supuestos sicarios también se les dijo que la misión era noble y que por la presencia de las pandillas en las calles haitianas trabajarían también en la seguridad de personas importantes. No dejó de llamar la atención que los colombianos, antes de llegar a Haití, pasearan y subieran fotografías a las redes de visitas a diferentes lugares de Santo Domingo.
