República Dominicana no presenta aún suficientes niveles de avance o progreso en la contención de la covid-19 como para poder unirse al reducido grupo de países que han podido levantar o reducir significativamente medidas de restricción ciudadana y retornar a una relativa normalidad.
Es por eso que el presidente Luis Abinader dispuso por decreto extender por una semana más el toque de queda todos los días desde las 6:00 de la tarde hasta las 5:00 de la mañana, además de prohibir la venta de bebidas alcohólicas desde las 3:00 de la tarde.
No se niega que en los últimos días se ha producido un descenso en el número diario de contagios y porcentaje de positividad, pero no en las proporciones como para cantar victoria y sí para mantener encendidas las luces de alerta sobre riesgo de rebrote.
El ministro de Salud, Daniel Rivera, dijo que la saturación de las salas de emergencias de los hospitales ha menguado en los últimos días y que la tendencia a la baja en las unidades de cuidados intensivos desciende más lentamente, lo que atribuyó a que los pacientes duran más tiempo en recuperarse.
La vicepresidenta Raquel Peña atribuye la tendencia a la baja en los indicadores sobre contagio e internamiento por covid-19 a las medidas de restricción que el Gobierno aplica durante las últimas semanas y al avance del Plan Nacional de Vacunación.
El panorama sanitario aceleraría su anhelado proceso de conversión desde lo lúgubre a la contención pandémica con el arribo ayer de otros tres millones de dosis de vacunas Sinovac, procedentes de China, así como los lotes semanales de la vacuna Pfizer, desde Estados Unidos.
De la población depende que el país logre estándares de avances en control pandémico que permitan levantar las restricciones, como ocurre hoy en Estados Unidos, España, Inglaterra y Francia, para lo cual se requiere una vacunación masiva y respeto al protocolo de prevención del coronavirus.
Por el momento parece no haber condiciones para otra cosa que no sea la de mantener el toque de queda, seguir trabajando en el plan de inoculación contra la covid-19 y esperar que literalmente la ciudadanía se inyecte también dosis de sensatez y buen juicio y que las autoridades se empeñen en hacer cumplir las medidas restrictivas.
