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Con mezcla de orgullo patrio y justificada indignación, los dominicanos conmemoran hoy el 57 aniversario de la afrenta histórica que significó la segunda intervención militar de Estados Unidos, del 28 de abril de 1965, para frenar el restablecimiento del gobierno democrático del presidente Juan Bosch, derrocado el 25 de septiembre de 1963.
El presidente Lyndon B. Johnson ordenó el envío a Santo Domingo de 42 mil marines de la 82ª División Aerotransportada del Ejército estadounidense para frenar la inminente victoria del bando constitucionalista sobre diezmadas tropas acantonadas en San Isidro.
Con infelices argumentos de que esa invasión procuraba salvar vidas y de que la Revolución había sido infiltrada por elementos comunistas, Washington mancilló por segunda vez la soberanía nacional con una inmoral exhibición de poder.
Al 28 de abril las condiciones militares y políticas estaban dadas para que la nación recuperara su democracia conculcada por el golpe de Estado ejecutado por el alto mando militar con auspicios de grupos oligárquicos, políticos y del clero, lo que fue frustrado por las botas imperiales.
Ante la repulsa mundial por esa grosera invasión, Estados Unidos diseñó un montaje diplomático mediante el cual se involucró a la Organización de Estados Americanos (OEA) en una mentada Fuerza Interamericana de Paz (FIP) que cubriría con indigno ropaje esa afrenta.
Lo que detonó como una revolución cívico militar que procuraba restablecer el gobierno y la Constitución política de 1963, se convirtió en Guerra Patria, durante la cual buenos y verdaderos dominicanos combatieron con valor, fervor y honor para defender la soberanía nacional.
En tributo a los patriotas que ante la invasión del 65 enseñaron al mundo que la gloria de un gentilicio no se mide por exhibición de poder militar sino por su inmenso fervor patriótico, se condena hoy todo tipo de intervención militar como la perpetrada por Rusia contra Ucrania.
Presentes y futuras generaciones están compelidas a rendir perenne tributo de gratitud a los hombres y mujeres que cumplieron con el sagrado deber de defender el suelo patrio ante una segunda oprobiosa intervención del más poderoso ejército que haya conocido la humanidad.
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