Hemos titulado este artículo “Vivan los haitianos “, en tono de sorna porque cada día se conspira subrepticiamente contra la nacionalidad dominicana, pues cuando no es un plan de refugiados, el cual quedó sepultado por el rechazo de la población y de quienes encarnan la lucha de dominicanidad, luego anuncian el carnet fronterizo para los haitianos que viven próximo a la línea limítrofe y para que suelen hacer compras a nuestro territorio, otro adefesio que fue también suspendido por las reacciones en contra de los grupos que están en alertas permanente frente a los planes que se tejen contra la República.

Ahora, la dirección de Migración se despacha con una resolución que autoriza a los ciudadanos en tránsito, a la obtención de cédula de identidad personal, legalizando su estancia en el país, y contraviniendo leyes adjetivas y la propia Constitución de la República e incluso la sentencia del Tribunal constitución que definió claramente que las personas que no tienen residencia legal ni los ilegales, tienen acceso a documentos oficiales, por lo que no pueden estar en inscritos en el Registro Civil por carecer de la prerrogativa de la nacionalidad.

La resolución de marras, firmada por el director de Migración, doctor Enrique García, quien de seguro ingirió un trago amargo, pues esa no es una línea de su pensamiento, ordena la comunicación de la misma a la Junta Central electoral, a los fines de expedir cédulas a personas indocumentadas, ignorando que ese organismo goza de autonomía e independencia, y por vía de consecuencia, ninguna entidad estatal puede trazarle pautas para actuar de determinada manera, lo que resulta un esfuerzo inútil de legalizar a millones de haitianos ilegales esparcidos en miles de favelas en todo el territorio nacional.

El artículo 31-1 de la ley de Migración regula el status de las personas con residencia temporal y posteriormente expresan su voluntad de radicarse al país, dado que vienen bajo contrato de trabajo a realizar una obra determinada, la mayoría requerido por empresas extranjeras, y muchos se marchan cuando terminan su labor, observando que en este proceso vienen visado en su pasaporte y los documentos requeridos para su permanencia en el país,

Hugo A. Ysalguez

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