El país tiene que ponerse, de nuevo, en alerta preventiva ante el progresivo incremento de los casos de infecciones respiratorias, gripe y Covid.

Uno de los métodos más efectivos, al cual se habituaron forzosamente los ciudadanos del mundo bajo la pandemia del coronavirus, es el uso de las mascarillas.

Especialmente en espacios cerrados, donde las esporas del Covid o las que provienen de tos y estornudos de las personas agripadas, se esparcen y flotan por largo tiempo.

En muchas partes del mundo ya han vuelto al uso de las mascarillas porque, con ellas, se protege el usuario y no pone en riesgo de contagio a los demás.

Tanto el Ministerio de Salud Pública como los especialistas y la Comisión de Salud y Seguridad Social del Parlamento Centroamericano, están aconsejando esta medida preventiva.

No se trata de una obligación, sino de una precaución que solo beneficia a los usuarios de las mascarillas. Bastante experiencia hemos acumulado del 2020 hasta la fecha para darnos cuenta de su utilidad.

Lo previsible es que, con el invierno, los casos de Covid vuelvan a incrementarse. De hecho, ya la positividad está subiendo.

Y, en paralelo, a este repunte se agregan los embates de la influenza y del sincitial respiratorio, que está llevando a miles de personas a las consultas en clínicas y hospitales.