Serán muy pocos los que recuerden hoy 9 de octubre al Che Guevara, fecha en la que se cumplen 51 años de su muerte, porque ha devenido en un difuso recuerdo sin imitadores, en una fotografía, un poster o una taza de porcelana. Los revolucionarios contemporáneos, incluidos algunos que fueron íconos, o han asumido las reglas de la democracia representativa o han sido absorbidos por las mieles del sistema injusto que con tanto ardor combatió Guevara. Por lo menos ya nadie reivindica el método de la guerra de guerrilla para acceder al poder que él preconizó, aunque hay quienes todavía lo toman de ejemplo por su arrojo personal y por su internacionalismo.
