EL AUTOR es contador publico autorizado. Reside en Nueva York
La paz en nuestro bello planeta, como siempre, pero ahora de manera más alarmante, está siendo amenazada por el extremismo político y el religioso. Son varios los conflictos que están generando preocupación y mucho miedo, por el enorme daño que les están ocasionando a los pueblos, y a la estabilidad global que tanto necesitamos, para el bienestar de la humanidad que tiene el privilegio de habitar este espacio terrenal al que deberíamos estar cuidando en vez de destruirlo, como están tratando de hacer los extremistas.
Rusia y su agresivo régimen expansionista
Hace casi dos años, el 24 de febrero de 2022, que el dictador ruso Vladimir Putin, inició su brutal agresión al invadir a Ucrania sin una justificación valedera, usando argumentos absurdos y cantinflescos, rompiendo con ello la paz relativa de la que disfrutaba el mundo en ese momento, lo que desató al instante un proceso desestabilizador, sumado el que ya estaba provocando la peligrosa pandemia del Covid 19, acelerando el proceso inflacionario y de desabastecimiento que estábamos sufriendo a causa de la emergencia de salud vigente.
No obstante, su irracional acción bélica, de carácter colonizadora e imperial, el draconiano dictador se la pasa constantemente amenazando con usar armas nucleares, con el fin de amedrentar y chantajear al mundo civilizado y pacífico, para que se atemorice y deje de apoyar a Ucrania, para así ir fácil en el cumplimiento de sus metas de conquista del altamente productivo y apetecido territorio ucraniano.
Aunque es posible que sea para meter miedo solamente, tales amenazas mantienen en vilo al mundo, pues la gente puede pensar que en cualquier momento puede desatarse en infierno, si este señor de horca y cuchillo, de la amenaza pasara a los hechos, ocasionando con su acción demencial, una gran conflagración global, donde cada potencia responda con el mismo tipo de armamento, lo que probablemente sería el final de la existencia en este hermoso planeta.
El último y más brutal acto terrorista del grupo Hamás
El último acto terrorista llevado a cabo por invasores del grupo Hamás contra la población civil israelí el 7 de octubre recién pasado, podría considerarse como la peor acción genocida masiva, cometida luego del Holocausto, en perjuicio del pueblo judío, que observó junto al mundo, lleno pánico, como esas bestias asesinas acribillaban, violaban y degollaban, hombres, mujeres, ancianos y niños, con un sadismo extremadamente escalofriante.
La respuesta israelí
No es de sorprender a nadie la respuesta proporcional justa y necesaria, a la despreciable acción terrorista y genocida, de parte de Israel y sus fuerzas de defensa, para hacer pagar caro a los extremistas y tratar de exterminar de una vez y por todas a esa banda de terroristas asesinos.
Y es que es perentorio exterminar esa banda de malvados, ya que no cejan en su constante agresión terrorista ni en sus inútiles propósitos de eliminar a la nación judía, a la que odian visceralmente y no han aceptado ni dejado en paz en ningún momento, desde su refundación el 14 de mayo de 1948, cuando el último de los soldados británicos abandonó Palestina y los judíos, liderados por David Ben-Gurión, declararon en Tel Aviv la creación del Estado de Israel, de acuerdo al plan previsto por las Naciones Unjdas.
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