Opiniones

El negocio de la cultura de Marshall McLuhan


Marshall McLuhan no conoció el celular, pero predijo lo de internet 20 años antes de su aparición

Traducir, de cualquier idioma a otro, ha sido siempre una tarea difícil. Porque uno no puede autoproclamarse traductor porque haga tres cursitos de un idioma. Las lenguas encierran gran parte de la idiosincrasia de cualquier cultura. Aprender inglés, por ejemplo, no es solo saber que breakfast es desayuno. Uno aprende al mismo tiempo que los “americanos” no desayunan con yuca, mondongo o salchichón y ya eso es parte de esa cultura. Si se profundiza en el idioma se conocerán las frases idiomáticas que no tienen nada que ver con las del español de cualquier país que lo hable. Y si sigue estudiando, aprenderás que la palabra breakfast se compone de break = romper y fast = ayuno; lógicamente que romper el ayuno de toda una noche sin comer explica muy bien la palabra. No es la lógica del Cienciólogo, aquel personaje que deambulaba en la UASD en los 70 u 80 y que afirmaba, entre otros descubrimientos que CANCER era ser CAN, ser perro.

Cuando el filósofo canadiense, comunicador, profesor, escribió su libro “Culture is our business” apareció uno de esos traductores de “3 cursitos” que le puso “La Cultura es nuestro negocio” que era la traducción literal, pero no real. Business es negocio, pero es también asunto, que era a donde apuntaba McLuhan.

La película “Never cries Wolf” fue anunciada como “Los lobos nunca lloran” cuando lo que significaba era que “nunca grite lobo”, nunca grite que viene el lobo, haciendo referencia al refrán que contaba de un niño que gritaba que venía el lobo y siempre era mentira… para joder, hasta que vino de verdad y cuando gritó lobo, lobo, lobo, nadie le hizo caso y el lobo hizo y deshizo a sus anchas. Pero lo que más dio a conocer a McLuhan fue su teoría resumida en el título de su obra “El Medio es el Masaje” que a su vez era una parodia a su verdadera esencia “El Medio es el Mensaje” cuando la televisión ocupaba el lugar que el celular tiene hoy día. Marshall McLuhan no conoció el celular, pero predijo lo de internet 20 años antes y habló de la aldea global, quizás inspirado en el reloj de Dick Tracy o de Jaime Olsen en los comics.

Se cuidó de no dar fórmulas explicativas a los problemas que trataba, dando a entender la importancia a la observación para conocer los mensajes de radio y televisión y sus influencias en la sociedad. Bruce Rosestein, conocedor de McLuhan resume en 15 enunciados toda su obra.

Se destacan los siguientes:

1.Todos los descubrimientos en arte y ciencia ocurren por la acumulación de errores.

  1. En la medida que un ejecutivo sube en la escala organizativa, su involucramiento es cada vez menor.

3. Los avances pasan tan rápido que cuando un estudiante de ingeniería o medicina se gradúa, ya está obsoleto.

4. No es ilusión, tanto el hombre como el animal son cazadores.

Aunque no poseía una bola de cristal, predijo que internet dominaría la comunicación lo que explica la guerra actual entre los Estados Unidos y China por imponer las 5G que es una revolución mayor que la de Mao.

McLuhan fue parte del Plan Cultural durante la Guerra Fría del que era responsable Michael Josselson al frente del Cultural Congress for Freedom al igual que el Concortium que dirigían los hermanos John Foster y Allen Dalles que luego se convirtió en el National Committee for a Free Europe Inc con el apoyo del Secretario de Estado Dian Acheson.

En realidad, estos grupos tuvieron sus raíces en la política de Franklin Roosevelt cuando en 1940 creó la Federal Arts Project.

La CIA estuvo actuando como el Ministerio de Cultura de “América” con un alto presupuesto, pero nadie lo sabía.

¿Cuál era el objetivo? Lo principal era demostrarle al gran público que la libertad era lo más importante en el Sistema Democrático contrario a la “opresión” del comunismo. Que los artistas eran tan libres que podían hacer lo que les daba su gana y no sometidos a la academia de las escuelas de Bellas Artes. Para transmitir este mensaje se necesitaba de mucho dinero que subvencionara y comprara los medios de comunicación, se apoyara en un equipo de pintores entre los que figuraba Pollock, de Kooning, Beuys, Warhol, Stella, etc. y muchos conferencistas de los que McLuhan era parte. “Los buenos escritores son los que mantienen eficiente el idioma. Es decir, mantenerlo exacto, mantenerlo limpio” pero en pintura era diferente.

El lenguaje es el principal medio de comunicación humano. Si el sistema nervioso de un animal no transmite sensaciones y estímulos, el animal se atrofia. Si la literatura de una nación declina, la nación se atrofia”.

McLuhan aplicó las teorías de Francis Bacon (no el pintor) y sostenía que los medios de comunicación son como los ambientes. El medio es el mensaje porque el ambiente lo transforma.

“Una computadora como instrumento de investigación y comunicación será capaz de aumentar la recuperación de información, hacer obsoleta la organización masiva de las bibliotecas, recuperar la función enciclopédica del individuo y transformarla en una línea privada de comercializables rápidamente personalizados”.

Como fue profesor de literatura, sus conceptos principales los encontró en los escritores como James Joyce, pero también en la Divina Comedia; en Ezra Pound, Walt Whitman, Allan Poe y en los poetas franceses del XIX, el pintor Wyndham Lewis, el escritor TS. Elliot, el profesor de Literatura F.R. Lewis, el historiador Harold Innis, sumo sacerdote de la cultura pop.

La Divina Comedia expresa todo en el camino de la emoción que el ser humano es capaz de experimentar, desde la desesperación de la depravación hasta la visión beatífica. Por tanto, es un recordatorio constante para el poeta la obligación de explorar, encontrar las palabras para lo inarticulado, para capturar esos sentimientos que la gente casi ni puede sentir porque no tienen palabras para ello, y al mismo tiempo, un recordatorio de que el explorador, más allá de las fronteras de la conciencia ordinaria, solo será capaz de volver e informar a sus conciudadanos, si tiene permanentemente una firme comprensión sobre las realidades con las que ya están familiarizados

Diferente a lo que muchos piensan que “somos lo que comemos”, para Marshall McLuhan “somos lo que vemos”, lo que es una continuación de la esencia del Quijote: “somos lo que leemos”. Tomemos nuestras herramientas y estas nos transformarán.

Dividió la Humanidad en tres eras:

1. Era Preliteraria cuando la palabra hablada y el oído era el rey.

2. La Era de Gutenberg cuando reinaba la palabra escrita y el ojo era el rey. Y esto lo hacía, como todos los filósofos occidentales que siempre desconocieron a Oriente, a los chinos, que hacía más de mil años habían descubierto la imprenta.

3. La Era Electrónica donde existe un compromiso sensorial total, el tacto, y donde se impone el mundo virtual por encima del real. Da más placer observar un paisaje en la pantalla que contemplarlo directamente.

McLuhan explica que “todos los medios son prolongaciones de alguna facultad humana, psíquica o física (…) el libro es una prolongación del ojo, la ropa una prolongación de la piel y el circuito eléctrico una prolongación del sistema nervioso central (…). “Los medios, al modificar el entorno, suscitan en nosotros percepciones sensoriales de proporciones singulares.

La prolongación de un sentido cualquiera modifica la forma en que pensamos y actuamos, la forma en que percibimos el mundo” (…) “cuando estas proporciones cambian, las personas cambian”. No es lo mismo ir a pie de Santiago a Santo Domingo que ir en la prolongación de nuestras canillas: las ruedas.

Sabiendo que quien domina la comunicación domina el mundo, esta se convierte en arma principal de la humanidad gracias a la manipulación del medio que hará que la gente compre, vote, oiga “música” y no se equivocó, ¿o sí?



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