Organizar, agilizar y revestir de seguridad el sistema de transporte de pasajeros es una de las principales tareas del Gobierno. La Omsa, el Metro y el Teleférico han sido buenos pasos, pero no suficientes para siquiera reducir los servicios de las chatarras del concho, las voladoras y hasta los motores que operan en cualquier calle o avenida de la ciudad. Además de atentar contra el medio ambiente, la salud y el ornato las unidades de transporte, por el deterioro físico y la falta de regulación, constituyen un verdadero peligro para los usuarios.
El Instituto Nacional de Transporte y Tránsito Terrestre (Intrant) se ha propuesto la creación de más corredores, como el implementado con mucho éxito en la avenida Núñez de Cáceres, para enfrentar el pandemio del transporte.
El sistema supondría la eliminación de los carros del concho, un problema que los gobiernos, por más razones políticas que humanas, no han querido abordar con la responsabilidad que amerita. Las calles tienen que despejarse para que la circulación de vehículos sea más fluida, segura y menos costosa. El problema del tránsito es, pues, una de las grandes tareas del Gobierno.
