Opiniones

Hugo Chávez, una década sin el hombre que influyó en RD


Hoy hace una década que Hugo Chávez falleció.  Su influencia en 13 años de Gobierno torció el rumbo de la política en Latinoamérica y, República Dominicana, no fue la excepción.

Desde que ascendió al poder en febrero de 1999, Chávez buscó establecer una estrecha relación con la nación dominicana, lo que quedó demostrado desde el primer momento al invitar al entonces presidente Leonel Fernández a su toma de posesión.

Allí, en el Congreso de la República de Venezuela, el flamante mandatario sentó a Leonel al lado de Fidel Castro en primera fila.

¿Un acto de simbolismo sobre la importancia que tendría el país, ya sea de manera ideológica, económica o política? No se sabe. Pero todo comunica, y el protocolo, según dictan sus normas, es la carta de presentación de lo que se quiere mostrar ante todos.

Leonel Fernández y Fidel Castro durante la toma de posesión de Hugo Chávez en 1999.

No obstante, lo que quedaba del primer mandato de Fernández (1996-2000) no le daría tiempo a Chávez de concretar mucho, pues él estaba inmerso en empujar un Referéndum Constituyente en su país para establecer las bases de una nueva Constitución que con el tiempo se demostraría que, como vaticinó el intelectual Oscar Yánez, le otorgarían poderes que ningún otro presidente habría soñado tener en esa nación.

Ni siquiera Juan Vicente Gómez o Marcos Pérez Jiménez.

Oscar Yánez profetizó lo que haría Hugo Chávez en el Poder.

El enfriamiento con RD

Tras ganar las elecciones del año 2000 en República Dominicana, la política exterior del gobierno de Hipólito Mejía estuvo enfocada hacia los Estados Unidos. Prueba de esto fue el envío de tropas dominicanas hacia el conflicto contra Irak y Saddam Hussein, así como la inclusión del país en el Tratado de Libre Comercio de Centroamérica y los Estados Unidos.

Para Chávez, quizás, este tipo de medidas no serían justificaciones para que las relaciones entre República Dominicana y Venezuela sufrieran algún impasse. Sin embargo, una sucesión de eventos desencadenarían una crisis diplomática sin precedentes en tiempos de democracia.

Hugo Chávez e Hipólito Mejía

Y es que en julio de 2003, Chávez acusó directamente al gobierno de Mejía de permitir que se preparara un complot para asesinarlo.

 “Tenemos pruebas de que se está conspirando contra Venezuela en República Dominicana; hay un nido de conspiradores allá de mucho peso económico, terrorista, y desde allá se está planificando un magnicidio contra este humilde servidor”

Chávez durante su programa radiotelevisado “Aló, Presidente”.

Mejía negaría las acusaciones y, básicamente, respondería subido de tono a tal señalamiento. “Cualquier tema en el orden diplomático tiene que ser canalizado por la vía diplomática, eso se resuelve y se discute por la vía diplomática». 

Chávez esgrimía el argumento de que el expresidente venezolano Carlos Andrés Pérez residía en República Dominicana, y por ende, él era quien encabezaba el complot. No obstante, el exmandatario también negaría las acusaciones.

Por si fuera poco, Mejía había concedido en abril de ese año asilo político a dos hermanos exmilitares disidentes del régimen de Chávez.  Estos eran los entonces capitanes retirados del Ejército Alfredo y Ricardo Salazar Bohórquez, quienes habían sido declarados en rebeldía en plena plaza de Caracas

Jorge Ramos entrevistando a Hipólito Mejía

De manera paralela, Mejía estaba en campaña reeleccionista y con una grave crisis financiera. Pese a eso, otorgaría una entrevista al periodista Jorge Ramos, a quien ante una pregunta sobre el supuesto complot que señalaba Chávez, respondería: “Si él sabe que lo van a matar, él lo que tiene es que no venir”.

Mejía fue duramente criticado por tales expresiones y no hizo más que minar su popularidad.

Leonel y Chávez, una primavera

Tras derrotar a Mejía en las elecciones, Leonel Fernández volvería al Poder en 2004 y, con su segundo mandato, las relaciones entre Venezuela y República Dominicana vivirían una especie de luna de miel.

Ya Chávez estaba en el pico de su carrera. Se encontraba en una posición consolidada en su país y con el apoyo y respaldo de otras naciones donde también habían emergido liderazgos socialistas; tales como Lula da Silva, en Brasil; Evo Morales, Bolivia; Rafael Correa, Ecuador; Manuel Zelaya, Honduras; Fernando Lugo,  Paraguay; y los Kirchner, Argentina.

Además, el dictador Daniel Ortega había regresado al poder en Nicaragua, por lo que el ajedrez político era distinto en el cono Sur.  

Hugo Chávez,Néstor Kirchner, Rafael Correa, Lula da Silva y Evo Morales.

América Latina estaba teñida de Socialismo de Siglo XXI, y las influencias políticas entre «izquierdistas y derechistas» se disputaban en el continente.

Al otro lado del Atlántico; desde Rusia, China e Irán ya vigilaban entre risas y frotándose las manos como se desarrollaban las situaciones en la región. Habían cambios de paradigmas, inclusive de la llamada «derecha», la cual también estaba posicionada en Colombia, prácticamente en las narices de Chávez.

Y es que en medio de esa agitación política, en marzo de 2008 República Dominicana fue protagonista de la Cumbre de Rio que atrajo la atención de todo el mundo debido a su tema central: la crisis diplomática entre Venezuela, Ecuador y Colombia.

La Colombia de Álvaro Uribe acusaba al Ecuador de Correa de albergar a guerrilleros en su territorio; mientras que el mandatario ecuatoriano acusaba al presidente colombiano de cruzar la frontera entre ambas naciones para bombardear pueblos donde supuestamente los terroristas se escondían.

En este papel, Chávez apoyaba a su homólogo Correa, por obvias razones; sin mencionar que tanto el mandatario venezolano como Uribe estuvieron al borde de una guerra debido al apoyo del primero a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc).

A pesar de la gravedad del tema en cuestión y allí, entre dimes y diretes, el presidente Leonel Fernández pudo salir victorioso al lograr un entendimiento (por ese momento) entre Chávez, Correa y Uribe. Aquella foto de los mandatarios dándose el saludo ante el mundo sería su trofeo.

Álvaro Uribe, Leonel Fernández y Hugo Chávez

Mucho se ha dicho que esto solo pudo ser posible gracias a la relación entre Chávez y Leonel.

El acuerdo Petrocaribe

En septiembre de 2005, República Dominicana y Venezuela firmaron el Acuerdo de Cooperación Energética Petrocaribe.

Las cláusulas detallaban que el gobierno de Chávez suministraría crudo, combustibles o sus equivalentes energéticos al gobierno dominicano. Una parte sería financiada cuando el precio del barril excediera los 40 US dólares durante un periodo de pago de 23 años, más 2 años de gracia; estableciéndose un total de 25 años, a una tasa de interés del 1%.

Hugo Chávez y Leonel Fernández

A cambio, Venezuela tenía como opción aceptar pagos por bienes y servicios a precios preferenciales.

Desde 2005 hasta 2014, fruto de ese acuerdo, República Dominicana recibiría por concepto de importación en el marco del acuerdo Petrocaribe, un financiamiento de US$4.344 millones, según desglosaría en 2014 el Ministerio de Hacienda en sus informes.  

“Desde que se firmaron los acuerdos bilaterales de suministro de petróleo y sus derivados, relativos a Petrocaribe, en septiembre del 2005, el país ha estado recibiendo aproximadamente unos 30 mil barriles diarios de petróleo, cerca de un 23% del total de importación del crudo que requiere la República Dominicana”.

Simón Lizardo, ministro de Hacienda de ese entonces.

La muerte de Chávez

Leonel terminaría su gobierno en agosto de 2012, pero le sucedería su entonces compañero Danilo Medina, quien seguiría la misma relación diplomática con el mandatario venezolano. Y es que en octubre de ese año, Chávez ganaría las elecciones con amplio apoyo popular.

Chávez parecía invencible. Sus opositores se empequeñecían y Estados Unidos no había podido doblegarlo.

Se mantenía fuerte políticamente, pero tras bastidores se estaba muriendo. Un cáncer había sido su mayor adversario y ni los médicos cubanos podían hacer nada para remediarlo. Él estaba consciente de su situación y es por eso que, como todo sabueso de la política, señalaría a su sucesor; el actual gobernante de Venezuela, Nicolás Maduro Moros.

Chávez durante su último cierre de campaña electoral en 2012.

La noticia de su fallecimiento llegaría un día como hoy y millones lo llorarían. Otros millones también se alegrarían al pensar que tras su muerte, el chavismo desaparecería. Es el precio que pagan los líderes de masas, sobre todo como Chávez, quienes tienen una dimensión universal (para bien o para mal).

Y es que el hombre ha muerto pero el chavismo se mantiene, todavía gobierna. Y se ve más fuerte que nunca, solo que esta vez se encuentra en medio de unas relaciones paupérrimas con República Dominicana.

La diplomacia entre ambas naciones no son ni la sombra de lo que fueron.



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