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Los padres y el mal rumbo de los jóvenes  | AlMomento.net


Nos encontramos en medio de una sociedad convulsa, corrompida por la pérdida de los valores, donde lograr que nuestros hijos salgan íntegros es como sacarse la lotería en tiempos de crisis, todo esto es el resultado de la poca inversión en educación de calidad y una enseñanza propia de los padres que no han querido asumir responsabilidades concretas ante sus hijos.

Los jóvenes de hoy están obsesionados por una ambición desmedida y extrema, con el empoderamiento de lograr a corto plazo dinero, celulares, carros de lujos, tenis, perfumes y ropas de marcas sin esforzarse para lograr sus metas y objetivos, a pesar de ser personas surgidas de las mismas entrañas de la pobreza.

En su marginal esencia, los jóvenes desconocen los esfuerzos de sus padres para alfabetizar a sus hijos, a pesar de que el gran anhelo de un padre es ver la hora en que estos salgan de la universidad con la toga, el birrete y un título en las manos, el cual podría garantizarles estabilidad moral, profesional, intelectual y económica.

Hoy, muchos padres hasta temen sentarse con sus hijos a repasar su ciclo de vida y lo que han tenido que hacer para sobrevivir al letargo de la marginación, para alimentarlos, darles educación e inculcarles la enseñanza de que “todo se logra mediante los estudios, el esfuerzo y la entrega al trabajo”; sin embargo, al joven de hoy en día no le interesa escuchar esos valores de la vida diurna y nocturna, el pasado no le interesa, porque para ellos “lo que importa es el presente, aunque traiga consecuencias imperecederas”.

¿Qué más da?, el mundo está al revés, la sociedad está corrompida, nadie es para nadie, lo que importa es el maldito dinero mal habido, aunque nos cueste la vida, aunque le cueste la vida del otro, aunque se tenga que incurrir en la ilegalidad, aunque se tenga que traficar y consumir estupefacientes a cambio de la muerte, aunque la rabia intervenga para comportarnos como gentes civilizadas.

La felicidad de cualquier familia, sobre todo de los padres en el hogar, siempre va a depender del buen comportamiento de  los hijos, no solo satisfaciendo sus necesidades al 100%100, sino enseñándoles que “mediante el esfuerzo, la dedicación, el aprendizaje y la entrega al trabajo” se puede conseguir todo lo que tenemos contemplado y escrito en la carpeta del triunfo. Esto no se logra ni a corto, ni a mediano plazo, es un proceso largo del cual podemos valernos para después disfrutar sus beneficios.

A los padres de hoy en día los hijos  hasta los tildan de malos consejeros, porque según estos, estamos remontados en el pasado y no en el presente y todo esto es el prefijo del poco seguimiento de los mismos padres hacia sus hijos, quienes para evadir responsabilidades le cargan un celular o una tablet, por lo que a veces se pasan semanas de la casa al trabajo y no saben de qué manera interfieren las redes sociales en la mente de su vástago. ¡Craso error!, “cuando la mente no piensa las neuronas desvanecen el cerebro”.

Quiérase o no, aunque los “entendidos” no quieran entender, las redes sociales están influyendo mediante el embrutecimiento de una sociedad degenerativa que solo piensa en el dinero fácil, influencers que influyen y corrompen el cerebro humano mediante el exhibicionismo de fortunas y lujos que toman a la juventud desprevenida sin explicar cuál ha sido la procedencia de esos bienes, muchas veces mal habido.

Yo, particularmente “estudié para ser más, no para tener más, pero si para vivir mejor”, vengo de las entrañas de un campo y para ir a la escuela tenía que caminar aproximadamente cuatro kilómetros y estoy trabajando desde los siete años, eso fueron los valores que me inculcaron mis padres y esos valores se los he inculcado a mis dos hijos de  los cuales me siento muy orgulloso, aunque a veces me reprochan la buena crianza que le di, pero no se arrepienten de haberla recibido, mucho menos yo de habérselas dado. Eso es lo que les falta a los padres con esta nueva generación de jóvenes que lo quieren todo sin sacrificio.

En un sistema atrofiado por la ambición, que todo lo quiere sin esfuerzo, narigoneado por políticos oportunistas, corruptos, faltos de educación e influenciado por las redes sociales ¿que se puede esperar?, sencillamente, que los jóvenes sigan circulando por el camino de los perdidos. Debemos tomar como ejemplo el caso del Dotolcito, hijo del Dotol Nastra, con el cual me solidarizo y de antemano lo felicito por su posición de padre ejemplar y responsable.

jpm-am



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