Dice el dicho: “lo que hacen con las manos lo desbaratan con los pies”. Y este aplica perfectamente a los impetuosos, los “sabios en su propia opinión”, que buscan borrar en un intento las huellas de la sabiduría con limpiacristales; ignoran el modus operandi del Padre, acelerando los tiempos con sus métodos; entorpecen procesos a quienes requieren aprender de sus mismas circunstancias. Buscan demostrar algo opuesto a lo que Dios quiere enseñarles a ellos mismos y desconocen que si la viuda no hubiese dado cuanto tenía, hoy no tendríamos una enseñanza que bendijo a tantos millonarios del planeta por siglos y siglos… Entiendan bien que “hacer no lo es todo y tener no es nada. Es preferible estar detenido en los procesos de Dios que andar corriendo tras sus bendiciones.