El autor es abogado. Reside en Santo Domingo
POR BLAS RAFAEL FERNANDEZ GOMEZ
Con una palabra o una expresión en un momento determinado se retrata o se pone en evidencia una situación o la ocurrencia de un hecho que deja a la posteridad una especie de sentencia cargada o llena de sabiduría que puede ser útil y necesaria en muchos estadios de nuestra existencia.
Las frases célebres que en realidad son pensamientos, reflexiones y máximas que han ganado la cumbre de la celebridad a través de la historia expresan lo más significativo y trascendente de la palabra en el ser humano. Constituyen un muestrario jalonado del discurrir universal desde la antigüedad, pasando por los evangelios hasta llegar a las grandes obras de la actualidad que pueden servir para todas las ocasiones y propósitos y ser citadas en cualquier circunstancia.
Pretendemos exponer parte de las más representativas de grandes hombres y mujeres que han marcado con su actuación una determinada época y se han proyectado dejando su impronta de generación en generación.
Santander: “Las armas os han dado la independencia, pero solo las leyes os darán la libertad”.
Virgilio: “Felices aquellos que han llegado a conocer las causas de las cosas”.
Alexander Pope: “Las palabras son como las hojas cuando abundan, poco fruto hay en ellas”.
Baltazar Gracián: “Hace de hablar como en testamento, que, a menos palabras, menos pleitos”.
Ángel Ganivet Garcia: “El sabio habla porque tiene que decir algo, el necio, porque le gusta decir algo”.
Miguel de Cervantes: “Tal hay que se quiebra dos ojos, porque su enemigo se quiebre uno”.
Sócrates: “La mejor salsa para la comida es el hambre”.
Heráclito: “Hay que mostrar mayor rapidez en calmar un resentimiento que en apagar un incendio, porque las consecuencias del primero son infinitamente más peligrosas que los resultados del último; el incendio finaliza abrasando algunas casas a lo más, mientras que el resentimiento puede causar guerras crueles, con la ruina y destrucción total de los pueblos”.
Séneca: “Es preciso en esta vida contar con la casualidad. La casualidad en definitiva, no es otra cosa que Dios”.
Confucio: “Se debe tener gran cuidado que el castigo no exceda el delito, como también que los inocentes no sufran por las culpas que otros cometen impunemente”.
Santa Teresa: “No jures si no es con verdad, con necesidad y justicia, mirando con prudencia por qué juras y lo que juras, y serás tenido por verdadero”.
Solón: “Para que dure un imperio es menester que el magistrado obedezca a las leyes y el pueblo a los magistrados”.
Cicerón: “Nada más opuesto a la justicia que la violencia”.
Gabriela Mistral: “La experiencia es un billete de lotería comprado después del sorteo”.
José Martí: “Él único autógrafo digno de un hombre es el que deja escrito con sus obras”.
Rubén Dario: “Todo aquel que empieza a amar y a soñar, habla en verso aunque no los haga”.
Leonardo Da Vinci: “¡Oh Miseria humana, a cuantas cosas te sometes por el dinero!”. Aristófanes: “Nadie puede hacer que un cangrejo camine derecho”.
Víctor Hugo: “En los ojos del joven arde la llama, en los ojos del viejo brilla la luz”.
Fray Luis de León: “Si hay debajo de la luna cosa que merezca ser estimada y preciada, es la mujer buena”.
Juan XXIII: “Es más fácil para un padre tener muchos hijos que para un hijo tener un buen padre”.
Simón Bolívar: “El talento sin probidad es un azote”.
Benito Juárez: “El respeto al derecho ajeno es la paz”.
Blas Pascal: “Si un artesano estuviese seguro de soñar por espacio de horas que es Rey, creo que sería casi tan feliz como un Rey que soñase doce horas que es artesano”.
San Agustín: “La palabra de Dios abre los ojos a los ciegos”.
Charles Augustín Sainte Beuve: “Envejecer es todavía el único medio que se ha encontrado para vivir mucho tiempo”.
Ernest Hemingway: “Se necesitan dos años para aprender a hablar y sesenta para aprender a callar”.
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