Con las copiosas “lluvias de la solidaridad humana” que fluyen en ayuda de los damnificados del Este, se impone establecer un consejo para manejar su distribución de manera más eficiente.
Ese consejo, integrado por representantes de los sectores público y privado, puede definir una logística de trabajo que comience por un inventario de las necesidades.
De ese modo, se clasifica el orden prioritario de los distintos tipos de contribuciones (monetarias, alimentos, medicinas, ropas, agua, materiales de construcción, etc.) y luego el mecanismo de distribución.
En el caso de los alimentos, se podría preparar unidades de paquetes; también, de artículos de aseo o higiene.
Y lo mismo para los componentes de la reparación de viviendas, como planchas de zinc, asbesto, maderas, clavos, martillos, cerraduras, tuberías, alambres de electricidad y bombillas.
Clasificando los distintos tipos de insumos necesarios, levantando un inventario de damnificados y viviendas a reparar y creando unidades responsables de distribución, el consejo que proponemos puede arrancar con buen pie.
Así se evita dispersión de recursos, desniveles en la atención prioritaria según magnitud de los daños o pérdidas, desatenciones a los que verdaderamente los necesitan o, lo que nunca falta, que muchos avivatos corrompan el espíritu de generosidad de los donantes, tomándose para sí parte de esas ayudas.
Es al presidente Abinader al que le correspondería crearlo. Y ojalá que no fuese para la actual coyuntura, sino para el futuro, sea cual sea la emergencia nacional que lo demande.
